Un calor sofocante ha invadido Guayaquil, con temperaturas que superan los 35 grados y noches bochornosas, haciendo de este marzo un mes particularmente difícil. Enrique, quien esperaba el bus a la sombra de un árbol, afirma que salir de casa se ha vuelto inasumible. Mientras tanto, doña Graciela no suelta su botella de agua y alerta sobre los peligros de este calor para la gente mayor.

Según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), las temperaturas han alcanzado hasta dos grados por encima del promedio histórico. Este fenómeno es provocado por el calentamiento del océano y la baja presencia de viento, lo que intensifica la sensación de bochorno, explica José González, técnico del Inamhi.

Noches sin alivio y pronóstico de lluvias

Las noches también se han convertido en un reto, con temperaturas que oscilan entre 25 y 26 grados, mucho más altas de lo habitual para esta época del año. Esto provoca que las mañanas comiencen ya con temperaturas elevadas, lo que da pie a jornadas aún más calurosas. Los días más extremos hasta ahora han sido el 10, 14 y 16 de marzo, con registros que superaron los 35 grados a la sombra.

Zonas como el Guasmo Sur han registrado temperaturas de hasta 35,5 grados. Aunque las lluvias han dado tregua en los últimos días, el Inamhi advierte que podrían regresar con fuerza en lo que resta de marzo y en abril, dada la variabilidad climática.

El instituto ha emitido una nueva alerta por lluvias, tormentas y vientos hasta el 29 de marzo. Se esperan precipitaciones más intensas para el miércoles 26 y el jueves 27, especialmente en la región Costa, afectando provincias como Esmeraldas, Manabí, Santo Domingo, Los Ríos y Guayas.

La Sierra también sufrirá el impacto de las lluvias, con fuertes precipitaciones en Pichincha, Bolívar, Cañar, Azuay y Loja. En la Amazonía, se esperan lluvias de nivel medio, especialmente en la zona norte y la cordillera. Incluso en la región insular, la isla Isabela experimentará lluvias de mayor intensidad.

El Inamhi advierte que estos fenómenos climáticos podrían causar inundaciones, desbordamientos de ríos y deslizamientos de tierra, por lo que la situación se mantiene en alerta.