La Asamblea de la época/Lenin, amnistió a los incendiarios de Quito. Juramos jamás votar por gente así, pero luego lo hicimos por quienes dieron lugar a la interrupción del periodo presidencial, gracias al más disparatado juicio político de la historia.
Otra vez juramos ‘nunca más’ pero lo volvimos a hacer: los de ahora redactan leyes pro impunidad, cuando se supone que la ley es de alcance general, sin dedicatorias.
¿Por qué votamos por los mismos?
Por el vínculo entre la delincuencia organizada y los partidos. Y porque nuestra ‘democracia’ sólo permite la participación de estos. Parece que la Constitución de Montecristi no es tan magnífica como nos contaron, pues en naciones de democracia real como la española, se admite la candidatura de federaciones, coaliciones o agrupaciones en el art. 46 de la Ley Electoral.
¿Nos va a volver a pasar? ¡Sí! Los partidos se adueñarán otra vez de la Asamblea.
¡No podemos permitirlo! Hay que: 1. Abrir la puerta a la sociedad civil agrupada en sectores como universidades, cámaras/producción, movimientos campesinos montubios, etc. para que postulen sus candidatos. Requisito: gente decente, no empelotatrices ni pandilleros; 2. Aplicar la consulta/Lenin e IMPEDIR la inscripción de personas jurídicas con miembros condenados por corrupción para que no se pueda votar por ellas.
-¿Te ‘jalaste’ las tejas? ¡Es discrminación!
-Que pena, saludala de mi parte. Pero el moderno Derecho Constitucional se basa en el estudio de la restricción a los derechos. Y el Tribunal Europeo/ D. Humanos interpretó que el derecho de elección no es absoluto “y está atado a la cláusula restrictiva implícita”, que en el Ecuador se cimenta en el bien común del art 83.7. Este “antepone el interés general al interés particular”. Así que los derechos de la ciudadanía están por sobre los derechos individuales de los candidatos/delincuentes vinculados a los partidos.
Esa es la salida: excluir a los partidos cuyos miembros han sido condenados por corrupción o tendremos la misma porquería de Asamblea.
Punto de quiebre: la delincuencia o…nosotros. Si nos vuelve a pasar, la culpa es nuestra.
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