Ritmo biológico vs. ritmo social

May 1, 2025

Por Kléver Antonio Bravo

Todos los seres vivos mantenemos ritmos que sostienen la vida a través de la adaptación evolutiva a los cambios periódicos, tienen que ver con la luz del sol y la noche, las estaciones, las diferentes edades y mas, cuando estos son alterados sobrevienen trastornos en la salud mental y física.

La ciencia que los estudia es la cronobiología en plantas, animales y humanos, en estos últimos se pueden observar desde el ritmo circadiano del día y la noche, hasta los ritmos de los cambios de la adolescencia y la senectud, pasando por el ritmos circatrigintano, supradiano, infradiano, heptadiano; los cuales modulan la secreción de hormonas, neurotransmisores y función inmunológica.

Por otro lado las diferentes revoluciones tecnológicas desde la agricultura hasta el industrialismo y desde las bombillas de luz de Tomas Alba hasta la luz blanca de la tecnología actual, han ido estimulando de diversas formas nuestros cerebros y por lo tanto el funcionamiento de hormonas, neuromoduladores y citoquinas.

Como resultado de todos estos grandes cambios en el entorno en las diferentes épocas de la historia de la humanidad, podemos observar en la sociedad y en cada individuo cambios directos en su metabolismo y comportamiento que lejos de ser causas individuales, dependen directamente de estilos de vida impuestos por los intereses de quienes gobiernan un mercado contaminador.

Si bien es cierto han contribuido a aumentar nuestros años de vida, de un promedio de 30 hasta cerca de los 80 años en la actualidad, también contribuyen a una serie de trastornos en las diferentes áreas de la vida.

Desde los mercados de: comidas, industria, mitos y ritos, hasta llegar al de la información, la desinformación y la contra-información que permea todas las actividades humanas como la alimentación, el sueño y la sexualidad (reproducción); la ciencia y la diversión, contaminándonos de estímulos que alteran los ritmos y los relojes biológicos del sueño, los alimentos y la reproducción.

Dormimos más tarde y nos levantamos cansados con mal genio y poco productivos, la epidemia de obesidad y la diabetes nos acecha, mientras las mascotas alivian la frustración de la soledad y el no tener hijos. Pasamos muchas horas frente a nuestras pantallas “jugando” y buscando ser aceptados o premiados, y/o agrediendo o siendo víctimas de otros agresores con distinto pensamiento, en cualquier materia.

Creo es hora de (re)pensar individualmente en nuestras formas de vida, que marcan nuestra cultura y nuestra felicidad o desdicha.



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