Ecuador se encamina hacia su primera Asamblea bipartidista desde el retorno a la democracia

Abr 30, 2025

En dos semanas se instalará una nueva Asamblea Nacional con una configuración inédita: dos grandes bloques dominarán el escenario legislativo, marcando un giro hacia el bipartidismo por primera vez desde 1979. Acción Democrática Nacional (ADN) y la Revolución Ciudadana (RC) concentrarán la mayoría de curules, mientras que otras fuerzas políticas tendrán una participación mínima.

Este modelo rompe con la tradición legislativa ecuatoriana, que ha atravesado distintos esquemas en las últimas décadas. Entre 1978 y 2006, el Parlamento estuvo conformado por múltiples partidos y movimientos, lo que obligaba a constantes negociaciones. Luego, entre 2009 y 2017, el correísmo logró una hegemonía clara con mayorías que alcanzaron hasta 100 curules. En el período más reciente, de 2017 a 2023, el escenario volvió a fragmentarse, con un bloque grande y varias minorías, dificultando la gobernabilidad.

Ahora, el tablero político se reorganiza. Tras las elecciones de 2025, la RC consiguió 67 escaños y ADN, 66. Las demás fuerzas se reducen a números marginales: Pachakutik con nueve curules, el Partido Social Cristiano con cuatro, Construye con uno y cuatro escaños más de movimientos locales. Para alcanzar la mayoría absoluta de 77 votos, el oficialismo ya ha sumado a ocho legisladores adicionales —cuatro independientes y cuatro del PSC—, y continúa en conversaciones para asegurar el control de instancias clave como la presidencia de la Asamblea y sus comisiones.

Aunque esta nueva configuración puede facilitar la aprobación de proyectos del Ejecutivo, los acuerdos son frágiles. El PSC, por ejemplo, ha advertido que no apoyará reformas impopulares como el incremento de impuestos. Así, aunque el bloque oficialista puede obtener mayoría simple, alcanzar una mayoría calificada de 101 votos para temas como juicios políticos sigue siendo improbable.

Durante el gobierno de Guillermo Lasso, la fragmentación fue la norma. En 2021, con apenas 12 legisladores propios, el Ejecutivo enfrentó una Asamblea controlada por la oposición, con la RC como principal fuerza. A pesar de una amplia representación inicial de fuerzas como Pachakutik y la Izquierda Democrática, muchas terminaron aliándose al correísmo en el fallido intento de destituir al presidente, que culminó con la disolución del Legislativo.

En contraste, la década correísta vivió años de predominio absoluto. En 2009, tras la Constituyente, la RC obtuvo 59 curules. Para 2013, el control fue aún más contundente con 100 de 137 asambleístas. No obstante, en 2017, la división interna del oficialismo tras la ruptura entre Lenín Moreno y Rafael Correa fragmentó esa mayoría.

Durante los primeros años de la democracia, los Parlamentos solían ser más equilibrados. En 1979, tres fuerzas compartían el poder: la Concentración de Fuerzas Populares, con 29 curules; la Izquierda Democrática, con 15; y el Partido Conservador, con 10. Una dinámica similar se vio en 2002 y 2006, cuando ninguna fuerza política logró el control absoluto.

El modelo bipartidista que se perfila en 2025 podría marcar una nueva etapa en la política ecuatoriana. Para algunos, como el exministro Henry Cucalón, este escenario abre la posibilidad de que el presidente impulse reformas sin el constante bloqueo legislativo. Pero todo dependerá de la solidez de las alianzas políticas y la capacidad del oficialismo para sostener acuerdos.



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