El derrame de petróleo ocurrido el 13 de marzo tras la rotura de un tramo del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano [SOTE], administrado por Petroecuador y ubicado en el sector El Vergel, cantón Quinindé de la provincia de Esmeraldas; contaminó cinco ríos pertenecientes a esa geografía. Los más afectados fueron el Caple y el Viche. Esta descarga ha sido catalogada como uno de los peores desastres ambientales en la historia del país.
Expertos en materia medioambiental advierten que los ríos Caple y Viche constituyen a la fecha cuerpos hidrográficos muertos; es decir, se encuentran en una condición azoica; sin ninguna forma de vida. Hasta el momento, se estima que al menos 250 especies de peces resultaron afectadas, entre ellas el “bagre ciego”; único en la zona. Otras especies marinas perjudicadas son: almejas, ostras, jaibas, cangrejos y camarones.
Un memorando oficial de Petroecuador, fechado el 20 de marzo del 2025, establece que el volumen estimado del crudo derramado en Esmeraldas fue de 25 mil barriles; una cifra muy superior a la reportada ante los medios de comunicación por la ministra de Ambiente, Inés Manzano Díaz. De lo que desprende que, dada la magnitud de la catástrofe, las medidas de mitigación, limpieza y reparación deben corresponder a la realidad; y no verse minimizadas bajo ningún concepto.
Todo derrame de petróleo implica la presencia de metales pesados, como el plomo, el cadmio, el arsénico y otros, que forman parte de su composición. Estos causan cáncer y otras enfermedades en los seres humanos, así como una devastación total de la flora y fauna.
Es necesario recordar que la Constitución de la República del Ecuador reconoce a la naturaleza como sujeto de derechos. Por ello, Petroecuador tiene la obligación de reparar las consecuencias de toda devastación ambiental relacionada a sus actividades en Esmeraldas. Sin embargo, estos procesos de restitución no serán posibles sin la participación activa de la ciudadanía.
Si los cuerpos de agua Viche y Caple pudiesen hablar, nos preguntarían: ¿por qué dejaron que nuestra vida se extinga? Seamos la voz de los ríos Caple y Viche. Exijamos transparencia sobre la verdadera magnitud del derrame y de un proceso de limpieza y remediación adecuado y efectivo.
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