La vicepresidenta de Ecuador, Verónica Abad, enfrenta una situación política tensa tras su destitución y las sanciones impuestas en su contra por el Gobierno.
Después de casi un año fuera del país, donde cumplió una misión de mediación en el conflicto entre Israel y Palestina, Abad regresa a Ecuador en medio de una controversia por su destitución, que según ella es una maniobra política del presidente Daniel Noboa para evitar que asuma la presidencia en enero, cuando él se ausente por las elecciones.
El Ministerio de Trabajo sancionó a Abad con una suspensión de 150 días por “abandono injustificado del cargo”, lo que Abad califica como una violación a las leyes, ya que, según la funcionaria, no es aplicable a su situación como funcionaria de elección popular.
Este castigo, que excede el límite de 30 días permitido por la normativa, es, según Abad, una maniobra del Ejecutivo para debilitar su posición y evitar que se convierta en presidenta en caso de que Noboa se ausente por la campaña electoral de 2025.
En entrevista para El País de España, Abad detalló cómo fue enviada a Turquía en septiembre, bajo el pretexto de su seguridad, tras la escalada del conflicto en Israel, pero asegura que nunca fue protegida ni en Israel ni en Turquía.
Además, denunció que las decisiones administrativas sobre su situación han sido manipuladas a favor del Gobierno, violando principios legales y democráticos.
Abad denuncia el abuso del poder
Para Abad, la sanción que recibió del Ministerio de Trabajo es solo una parte de una estrategia más amplia que busca sacarla de la Vicepresidencia para colocar a un nuevo vicepresidente de confianza del Gobierno.
Ante esta situación, Abad presentó una acción de protección ante la justicia, solicitando medidas cautelares para frenar la suspensión. También pidió la intervención de la Asamblea Nacional y de la Corte Constitucional para revisar la legalidad de su destitución.
Abad no duda en calificar las acciones del presidente Noboa como “totalitarismo”, asegurando que el mandatario está dispuesto a todo para controlar el poder, incluso manipulando las leyes y las instituciones. En este contexto, la vicepresidenta defiende la independencia de los poderes y asegura que lo que está en juego es la libertad y la justicia en Ecuador.
El presidente, según Abad, un dictador
Al preguntarle si considera al presidente Noboa como un dictador, Abad no vaciló en afirmar que sí. Según ella, el presidente actúa como un totalitario, demostrando un claro desprecio por la ley y el sistema democrático, al actuar sin el debido proceso legal. Abad asegura que sus actos son los de un presidente que se siente por encima de la ley y que, para mantenerse en el poder, no duda en violar las normas y atacar a sus opositores.
Verónica Abad, quien se mantiene firme en su postura, asegura que, sin importar el desenlace, continuará luchando por lo que considera justicia. Mientras sigue su proceso judicial, que ya ha sido elevado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la vicepresidenta destituida promete mantenerse en pie de lucha, defendiendo la democracia y la independencia de los poderes en Ecuador.
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