En una reciente entrevista con William Murillo, director de la organización 1-800-Migrante, se abordaron los factores que llevaron al expresidente Donald Trump a una victoria política atribuida, en gran parte, al apoyo de diversos grupos minoritarios, incluidos los latinos. Durante su intervención en Contacto Directo, Murillo calificó este fenómeno como un “terremoto político” que tendrá profundas repercusiones en el panorama migratorio de Estados Unidos.

Murillo destacó que el cambio en las tendencias de votación de la comunidad latina fue crucial para la victoria de Trump. Tradicionalmente alineados con el Partido Demócrata, muchos latinos optaron por los republicanos debido a la desilusión con las promesas incumplidas de los demócratas en temas clave como la reforma migratoria. Según Murillo, Trump supo capitalizar estratégicamente esta insatisfacción, especialmente al bloquear iniciativas legislativas en el Congreso que buscaban solucionar problemas en la frontera.

El discurso antiinmigrante y sus matices

A pesar de su conocida retórica antiinmigrante, Murillo indicó que la percepción de la comunidad latina con estatus legal cambió ante la creciente migración irregular. “Los latinos con papeles sienten que los problemas asociados con la migración ilegal les afectan directamente”, afirmó Murillo. Esto incluye tensiones derivadas del acceso de los recién llegados a recursos como asilo, permisos de trabajo y beneficios sociales, algo que migrantes de larga data no recibieron en su momento.

Murillo subrayó que la problemática migratoria es más amplia y responde a fallas estructurales en los países de origen, donde la falta de oportunidades y condiciones de vida dignas obliga a miles a emigrar. “Se ha deshumanizado a los migrantes, etiquetándolos como criminales y generando un clima de hostilidad injustificado hacia esta población”.

Consultado sobre los próximos pasos de Trump en caso de consolidar su liderazgo, Murillo mencionó que existe incertidumbre sobre si su administración tomará un enfoque humanitario o adoptará medidas más radicales. Entre las posibles políticas, mencionó la eliminación de programas como el parole humanitario, el regreso de iniciativas como Quédate en México, y un endurecimiento en las deportaciones, incluso de migrantes con décadas en el país.

Murillo destacó que, con el control del Congreso, el Senado y la presidencia, los republicanos ya no podrán culpar a los demócratas por la falta de avances. “Si no cumplen sus promesas, enfrentarán un severo castigo electoral en el futuro”, aseguró.

Como solución a largo plazo, Murillo sugirió que Estados Unidos debe dialogar con los países de origen de los migrantes para abordar las causas estructurales de la migración, como la inseguridad, la falta de acceso a la salud y la educación. También propuso aprovechar las relaciones existentes con figuras políticas de la región para fomentar un enfoque más colaborativo.