Este 2024 se perfila como el año con más hectáreas quemadas a causa de incendios forestales en Ecuador. La Secretaría de Riesgos estima que se han registrado más de 36.399 hectáreas afectadas y 3.718 incendios en todo el país, reflejando una crisis ambiental alarmante.

El biólogo Adrián Hurtado advierte sobre la devastadora consecuencia de estos incendios en los ecosistemas. “Un incendio forestal destruye el hábitat de la flora y la fauna, desplazando a cientos de especies endémicas que pueden estar en riesgo de desaparecer”, señala a El Telégrafo. Las secuelas son graves, ya que el proceso de regeneración de la flora puede tardar años, debido a la necesidad de nutrientes como el litófono y el potasio en el suelo para fomentar el crecimiento de nueva vida.

Además, los incendios comprometen la calidad del agua, especialmente de plantas endémicas como los pajonales, que son cruciales para la infiltración del agua en el suelo, reduciendo la erosión y favoreciendo la regulación hídrica mediante la recarga de reservorios.

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Hurtado menciona que un proceso de reforestación de la magnitud de los incendios podría tardar hasta 50 años o más. Este proceso se ve complicado por la sequía prolongada, ya que el crecimiento de los árboles es lento hasta que logran desarrollar su follaje.

Los incendios también están afectando la producción agrícola en el país. Según Diego Guzmán, asesor técnico en Cambio Climático y Sistemas Agroalimentarios del Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Ministerio de Agricultura ha registrado pérdidas de 35.346,26 hectáreas, equivalentes a USD 1.63 millones.

Para mitigar estos efectos, el PMA está implementando un proyecto financiado por Japón, que busca que los agricultores obtengan microseguros para proteger sus cultivos y asegurar la actividad productiva a largo plazo. Guzmán enfatiza la importancia de invertir en campañas de educación ambiental, el manejo adecuado de desechos agrícolas y el uso de compostaje para evitar la quema de residuos.