El cambio climático, conocido por sus efectos devastadores como el aumento de las temperaturas y los eventos meteorológicos extremos, también está afectando la fertilidad masculina.

Investigaciones recientes han revelado que las olas de calor pueden reducir significativamente la calidad del semen, poniendo en riesgo la capacidad reproductiva de los hombres.

Un estudio de la Universidad Nacional de Singapur encontró que el calor extremo aumenta en un 46% la probabilidad de un bajo recuento de espermatozoides.

Un análisis más reciente y exhaustivo realizado en Argentina, que examinó casi 55.000 muestras de semen, confirmó que las olas de calor disminuyen la cantidad de espermatozoides móviles en un 10%, lo que afecta directamente la fertilidad.

Este impacto negativo se debe a que las altas temperaturas crean un ambiente inflamatorio en los testículos, dañando las células germinales y los espermatozoides en formación.

El daño es más severo cuando la exposición al calor ocurre al inicio del desarrollo de los espermatozoides, un proceso que dura unos 90 días.

Aunque el daño causado por el calor es temporal y la calidad del semen mejora en climas fríos, los investigadores subrayan la importancia de considerar las condiciones climáticas al evaluar la fertilidad masculina.

Con el cambio climático aumentando la frecuencia e intensidad de las olas de calor, este problema podría volverse cada vez más común, sumándose a otros factores que ya han reducido la cantidad de espermatozoides a nivel mundial en las últimas décadas.