El presidente no quiere encargar la presidencia a la VP porque no confía en ella. Ver si la justicia “actuó bien o actuó mal” en el tema del fugitivo belga como ella declaró en ECUAVISA, pone -sin lugar a dudas- la sombra del prófugo tras la escena.
¿Hay forma de no encargarle la presidencia? Claro: 1. Según el art. 149 CRE, el VP “ejercerá las funciones” que el presidente le asigne.
2. En el Decreto Ejecutivo No. 27 se asigna a la VP “como única función, colaborar en calidad de Embajadora en nombre del Ecuador por la paz”. Es la asignación constitucional de una función UNICA. Si realiza otra, cae en el ámbito del art. 130, que le permite a la Asamblea destituirla: “Por ARROGARSE FUNCIONES que no le competan constitucionalmente”, previo dictamen de la CC.
¿Lo hizo? No solo eso, sino que la arrogación se encuentra documentada. En el memo Nro. MREMH-MREMH-2024-0198-M de la Ministra de Relaciones Exteriores a la VP, le dice que en la información difundida por ella en en redes sociales, con relación al acuerdo marco para obtener 25.000 cupos para puestos de trabajo en Israel, “no cabía pronunciamiento alguno de su parte mientras ésta culmine. Su intervención NO AUTORIZADA ha afectado el curso normal de este proceso”. Y añade: “por lo cual apreciaré abstenerse de realizar cualquier acción sobre este tema”.
3. Se arrogó entonces, funciones que no le competen.
4. El presidente solo tiene que remitir la documentación a la CC y solicitar el dictamen favorable para que -con tan contundente arma- su bancada inicie en la Asamblea el proceso de destitución.
-No hay los votos, intentan destituirlo por loco.
-Esa es la idea. Al negarse a hacer lo que la Constitución permite, la Asamblea “se le pone en bandeja”: no le deja otra salida que prescindir de la licencia acudiendo al criterio interpretativo de la CC, según el cual al no ser una reeleccion su nueva postulación, no necesita pedir licencia y el encargo de la presidencia no procede.
Pero esto, luego de haber intentado la democrática vía que le da la Constitución previamente negada por la Asamblea.
Él, un demócrata. Ellos, la antipatria.
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