…¿condecoramos? ¿Bañamos y talqueamos? No. Lo que viene después de un motín, es que juegan fútbol con las cabezas de los asesinados. Lo que el delincuente éste propuso, fue privar de la vida a 4 ciudadanos.
Lo cual prueba que: 1. Tiene el PODER de crear un motín por su nexo con quienes manejan a las bandas criminales en las prisiones, pues es su ‘amiwi’; 2. Planificó la muerte de varias personas, entre ellas un ex presidente y sus ministros. 3. No tiene límites éticos, ni se detiene ante nada. Es capaz del mayor de los crímenes: privar de la vida a otra persona.
Nos hemos convertido en un país en el que un gánster -cuya bancada legislativa es el “brazo político del crimen organizado” como lo definió Carlos Vera- decide el quehacer político. ¿Por qué? Porque tiene un partido y un bloque parlamentario. Mismo que intentó poner a conversar a la Fiscal General nada menos que… ¡con un fugitivo!
¿Cómo llegamos al extremo de permitir que una banda de delincuentes maneje nuestro país?
Tal como narra diario ‘El Mundo’, en 1949 se intentó crear en Alemania un partido que era la continuación del nazismo. “Adenauer reaccionó y solicitó al Tribunal Constitucional su ilegalización, a lo que este accedió”. El problema es que los gobiernos posteriores al monstruo, no han movido un dedo para prohibir la participación electoral de los borregos. Por eso, solo una constituyente puede salvarnos incluyendo en una nueva Constitución esta idea:
“Debido a la magnitud del daño social causado al país por los vínculos de algunos partidos políticos con el crimen organizado, se prohíbe su participación en procesos electorales; así como la de sus posteriores derivaciones con cambios de denominación. Y los vínculos de cualquier índole de estos con otros movimientos o partidos ocasionarán la inhabilidad de los mismos para intervenir en las elecciones”.
¿Saben por qué es indispensable hacerlo? Porque pese a todo, el monstruo con su reducido apoyo tiene el PODER de poner un candidato. Solo una constituyente puede salvarnos de semejante riesgo, prohibiéndole participar.
¿O estamos ciegos para ver el peligro?
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