Desde la 1ra vez que el campanero belga fue a enviado a comprar el pan, si se quedó con el vuelto, aprendió algo determinante en su futuro comportamiento: la trampa resulta. Y le coges el gusto.
De ahí a trampear las elecciones, no hay diferencia. Pero lo peor es que quien lo hace una vez, ya no puede dejar de hacerlo. Por lo menos, eso es lo que dicen los psicólogos. Por eso, el hecho de que un tramposo tenga un partido político y participe en elecciones, ofrece un resultado fácilmente predecible: siempre las ganará si tiene la oportunidad de hacer trampa.
La sentencia/sobornos revela un fraude electoral implícito, al aprovechar la ventaja sobre sus contendores, obtenida gracias al poder ejercido desde la presidencia para conseguir dinero a cambio de contratos de obra pública. Influyendo psíquicamente en su secretaria desde su posición dominante de poder, para que ‘le hiciera caso a Jorge’ (dicho al oído, como nos recordó la Fiscal en Ecuavisa), a quien hacía pedir dinero a los contratistas cuyos nombres constan -igual que el suyo- en una placa en Carondelet.
Esto es fraude electoral porque no se gana elecciones consiguiendo dinero para tu campaña aprovechando el poder de la Presidencia de la República para dar contratos y porque los contratos deben lograrse en un concurso público. Por eso la pregunta sobre si ‘ring my bell’ se abstuvo de hacer fraude, tiene una respuesta inequívoca: no. Su condena lo prueba.
Entonces, si lo hecho en la Asamblea es -precisamente- para que vuelva a ser candidato. ¿Por qué lo seguimos permitiendo?¿Por qué el CNE sigue inscribiendo las candidaturas de la banda, cuando el pueblo ya les prohibió participar en elecciones en la consulta popular de Lenín con un 74%?
La razón para destituir al CNE, es el desacato a ese pronunciamiento popular -de cumplimiento inmediato y obligatorio- en la consulta. El partido que les inicie el juicio político tendrá respuesta positiva del electorado, pues el país está harto de la mentira de Estado que personifica el CNE.
Esta es la solución para deshacernos de la banda, pero somos tan giles que no la aprovechamos.
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