La Policía Nacional atraviesa una nueva crisis institucional tras la detención de cinco agentes en servicio activo, acusados de secuestro extorsivo en Guayaquil. El comandante general, Víctor Zárate, calificó el hecho como una “traición” y aseguró que no se tolerarán actos que deshonren el uniforme.
“Es inadmisible que servidores policiales se vean involucrados en delitos tan despreciables como la extorsión. No vamos a permitir que unos pocos manchen el trabajo honesto y sacrificado de miles de policías en todo el país”, expresó Zárate.
El alto mando policial afirmó que se intensificarán los controles internos y que los implicados serán juzgados con todo el rigor de la ley. “A esos malos elementos les decimos con claridad: serán identificados, separados y procesados”, advirtió.
La víctima denunció que fue interceptada por seis sujetos que se identificaron como policías cuando salía de un restaurante. Luego de revisar sus documentos, fue llevada a la Policía Judicial, donde —según su testimonio— fue agredida y extorsionada por cinco horas. Los agentes le habrían exigido 4 mil dólares para no inculparlo por porte de armas o drogas.
También se habrían comunicado con su pareja para presionar el pago, pero ella se negó y denunció el hecho. Tras ser liberado, el ciudadano recibió amenazas por parte de los implicados, quienes fueron detenidos poco después por la Unidad de Conducta Policial.
Tres de los cinco policías fueron enviados a prisión preventiva, mientras que los otros dos deberán presentarse periódicamente ante la justicia, como parte de las medidas cautelares impuestas.
El comandante Zárate anunció el fortalecimiento de la Inspectoría General y la unidad de Asuntos Internos. Reiteró que la institución no permitirá desviaciones éticas dentro de sus filas. “La confianza ciudadana es nuestro mayor capital, y quien la traicione no tendrá lugar en la Policía Nacional”, concluyó.
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