Los sistemas de IA tienen la capacidad de apoyarnos a entender el mundo y toda su complejidad. Esto permite optimizar los procesos productivos para obtener resultados ambientales, sociales y empresariales. El empleo de la IA en el sector industrial ha sido visto como una nueva revolución industrial, pero, a diferencia de las anteriores que aceleraban el uso y consumo de recursos esta nueva tecnología ofrece una gran oportunidad para disminuir el desperdicio, simultáneamente aumentando la eficiencia a niveles óptimos dentro de lo que es el concepto de economía circular y hacia la gestión ambiental de carbono cero proyectada para el año 2050 para la mayoría de los países suscriptores al Acuerdo de París.
Tomando como ejemplo, la infraestructura de la sociedad de la información y comunicación, con sus centros de datos, nubes informáticas para el manejo de la gran parte de la data mundial recolectada de todo tipo de procesos donde el consumo de energía para su operación y mantenimiento de los entornos operativos a las temperaturas requeridas se debe utilizar un importante consumo energético donde la IA ya está ayudando a gestionar no solo el impacto ambiental sino la eficiencia del sistema.
A través de un análisis eficiente y dinámico, la IA puede manejar los sistemas de refrigeración acorde con las cargas de demanda energética que producen los servidores y esto compatible con los requerimientos de eficiencia energética que también significa importantes ahorros de recurso financiero. Otra área muy importante es la gestión del agua dulce que cada día es más escasa en un mundo más poblado y su demanda es creciente tanto para la producción de alimentos, para la subsistencia del ser humano, cuya población está todavía en expansión y con demanda de mejoras principalmente en este rubro, también con el requerimiento de mejora de infraestructura, servicios sanitarios y vivienda. Todo ello se traduce en mayor consumo de este líquido vital.
La mayor parte de la infraestructura de agua de las ciudades de todo el mundo ya tiene entre 50 y 100 años de existencia donde se producen una serie de pérdidas por múltiples factores como son el deterioro normal de infraestructura por envejecimiento, por movimiento de la masa terrestre y por rupturas dado a la modificación y expansión de dicha infraestructura; por esta razón y de algunos otros factores un 30% del agua potabilizaba se desperdicia lo que significa un gasto oneroso a más de la pérdida de un valioso recurso hídrico y el consumo energético que esto significa.
Para ello, empresas tecnológicas como son Siemens de Alemania y otras buscan incorporar la información de lo que son flujos, presión, bombeo, consumo energético, etc. en una matriz que con los datos históricos pueda identificar y localizar fugas de cualquier tamaño. En el caso de la empresa VA SYD de Suecia, estas se redujeron a menos del 8%. También el empleo de la IA permite análisis de flujos y bloqueos en los alcantarillados para evitar inundaciones y otros problemas causados por situaciones climatológicas extremas mediante sensores en las redes. Con esto, la IA está apoyando a gestionar el impacto ambiental de una parte clave de la infraestructura de la sociedad moderna, lo que permite una mejor colaboración entre todos los equipos de trabajo tanto en los sectores públicos como privados. Esto fomenta el camino a cómo lograr un mejor futuro sostenible.
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