“Estamos en un momento clave”, afirman desde el edificio del Servicio Exterior de la Unión Europea en Bruselas. Con un escepticismo notable, pero ya en marcha, la UE está preparando una misión técnica de 100 observadores para fiscalizar las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela.
El Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, había mencionado la posibilidad, y con la invitación formal del régimen de Maduro, la preparación técnica ha comenzado. Sin embargo, el bloque europeo establece condiciones claras: independencia total, acceso completo a todas las mesas electorales y relaciones directas y sin restricciones con la prensa.
Además, la UE exige “elecciones inclusivas”, lo cual requiere la participación activa de la oposición democrática. Desde Bruselas, se destaca que por primera vez en mucho tiempo hay un candidato con respaldo unitario del arco democrático, lo cual consideran una oportunidad valiosa para apoyar el proceso electoral.
La UE insiste en que el esfuerzo de la oposición por una ruta electoral justifica la negociación. «Tenemos contactos directos casi diarios, nos piden que vayamos», aseguran.
“Se creó el espacio”, explican en Bruselas, aunque la gran pregunta sigue siendo si Maduro aceptará los términos.
La UE maneja el asunto venezolano en dos frentes: por un lado, mantiene sanciones contra el régimen, aunque acortadas hasta enero próximo; por otro, fomenta un canal de negociación en colaboración con EE.UU. y países de la región como Brasil y Colombia.
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En cuanto a la inhabilitación de Maria Corina Machado, la UE reconoce el esfuerzo de la sociedad civil y los partidos opositores en apoyar la ruta electoral, destacando el encolumnamiento detrás de Edmundo González Urrutia, respaldado por la popularidad de Machado.
A fines de marzo, opositores venezolanos viajaron a Bruselas para buscar apoyo europeo, solicitando ayuda en la fiscalización de posibles comicios. Con un candidato opositor ahora inscrito, la UE ha comenzado los preparativos, pero insisten en que todo depende de la aceptación por parte de Maduro de la «metodología» europea.
El tiempo es crítico. Si se envía una misión de observadores, se necesitará firmar un acuerdo formal con las condiciones y desplegar un grupo de avanzada semanas antes del 28 de julio.
Edmundo González Urrutia ya insinuaba esta posibilidad en una entrevista reciente, destacando la importancia de la observación internacional.
Aún persiste la incertidumbre sobre la participación de la diáspora venezolana y posibles cambios en la represión y persecución de opositores por parte del régimen. “Hoy estamos preparando la misión técnica para enviar a Venezuela, mañana ya no se sabe”, dicen en la UE, reflejando la volatilidad del régimen venezolano y la posibilidad de que no acepte las condiciones innegociables para Europa.
