“La consulta es una válvula de escape democrática y el malestar que tenía la ciudadanía por los apagones se canalizó a través del rechazo a las dos preguntas”, dijo Stephanie Macías, analista política.
A su criterio, el ciudadano logró expresar su molestia hacia el trabajo por horas y el arbitraje internacional, pero logró identificar y priorizar que la seguridad sigue siendo lo más importante.
La analista política explicó que, según las estadísticas de la consulta popular que se emitieron antes de los apagones, las preguntas D y E mostraban números diferentes a la tendencia. “Según las encuestas, mostraban un 53% hasta un 55%. Se veía que algo estaba sucediendo, pero no era suficiente para perderlas”, dijo Macías.
Además, mencionó que la ciudadanía no se define por una línea política específica. “Hoy en día, el ecuatoriano, cuando le preguntas si se define con, no es ni pro, ni anti. Es un ecuatoriano que está cada vez más informado, pero al final del día es un ciudadano que vota con sentimiento”.
En este sentido, Macías insistió en que “la ira, tristeza y frustración también son sentimientos importantes y con la crisis energética afectó el resultado de la consulta”.
A su criterio, a partir de hoy se debe hacer un “nuevo delineado de cancha, un nuevo capítulo para escribir la narrativa del Gobierno”. Asimismo, dijo que las autoridades deben analizar los números y las variables dentro de la consulta popular para identificar si lo que sucedió es una distorsión de la realidad o son los nuevos números con los cuales tienen que comenzar a trabajar.
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