La química verde 2

Abr 19, 2024

La química verde se ha convertido en una disciplina clave para abordar los desafíos ambientales y promover la sostenibilidad en la industria química y múltiples actividades productivas a través del uso de procesos y productos más amigables con el medio ambiente. Se están desarrollando nuevas estrategias de diseño que tienen en cuenta el ciclo de vida completo de un producto, desde su fabricación hasta su eliminación. Esto implica considerar la selección de materiales sostenibles, el uso eficiente de energía, recursos, y la minimización de los residuos generados.

Una de las principales aplicaciones de la química verde en la sociedad moderna es el uso de materiales renovables en la elaboración de químicos; como biomasa, algas y residuos agrícolas y urbanos. Esto reduce la dependencia de los combustibles fósiles y disminuye la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

Por ejemplo, en la fabricación de plásticos, se están desarrollando nuevos procesos que utilizan biomasa como materia prima en lugar de los hidrocarburos. Esto no solo reduce la huella de carbono de la industria plástica, sino que también fomenta la utilización de recursos renovables y biodegradables.

Otra aplicación importante de la química verde viene a ser el desarrollo de procesos catalíticos sostenibles. Los catalizadores son sustancias que aceleran las reacciones químicas sin consumirse en el proceso, para ello se busca desarrollar catalizadores más eficientes y selectivos, que permitan reducir la cantidad de residuos generados durante una reacción química; esto permite llevar a cabo reacciones a temperaturas y presiones menores, lo que deja reducir la cantidad de energía y recursos necesarios para llevar a cabo determinado proceso, aumentando su eficiencia y rendimiento, con un impacto positivo en la reducción de emisiones de gases contaminantes.

Por ejemplo, en la producción de pesticidas, se están desarrollando nuevos métodos de síntesis que evitan la formación de subproductos tóxicos y reducen la cantidad de residuos generados. Esto no solo disminuye el potencial impacto negativo de estos productos en el medio ambiente, sino que también puede tener beneficios para la salud humana al reducir la exposición a sustancias peligrosas. También promueve el uso de tecnologías de tratamiento de residuos más eficientes y sostenibles.

Por ejemplo, se están desarrollando métodos de reciclaje y valorización de residuos químicos que permiten recuperar materiales en lugar de enviarlos a vertederos o incineradoras. En la industria de la cosmética, la química verde ha permitido el desarrollo de ingredientes naturales y biodegradables, creando productos más seguros y respetuosos con la piel y el planeta. Asimismo, en la industria alimentaria, esta ha contribuido a la reducción de aditivos y conservantes artificiales en los alimentos, fomentando el uso de ingredientes naturales y orgánicos.

Por ejemplo, en la industria de la moda, la química verde ha permitido la creación de nuevos materiales a partir de residuos textiles, así como el reciclaje de prendas de ropa o la utilización de fibras naturales y biodegradables. Esto ha impulsado una moda sostenible, generado nuevas oportunidades de economía circular como negocio en el sector.

En el sector de la construcción, la química verde ha contribuido al desarrollo de materiales más sostenibles, como el uso de adhesivos y pinturas ecológicas, que reducen la emisión de compuestos orgánicos volátiles y favorecen la calidad del aire. Esto promueve la construcción sostenible y mejora la calidad de vida de las personas.

Una de las técnicas más prometedoras es el empleo de catalizadores verdes, que permiten llevar a cabo reacciones químicas de manera más eficiente y sostenible. Estos son generalmente compuestos de metales abundantes y no tóxicos, lo que reduce el impacto ambiental de los procesos de síntesis. Además, se están desarrollando nuevas rutas de síntesis que utilizan materiales renovables como materias primas. Se está investigando la producción de bioplásticos a partir de biomasa, en lugar de utilizar recursos fósiles. Esto no solo reduce la dependencia de los combustibles fósiles, sino que también disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero y nos lleva hacia una industria carbono neutro o positivo.

Otro enfoque interesante es el uso de técnicas de síntesis en flujo continuo. Esto permite realizar reacciones químicas de manera más controlada y eficiente, reduciendo el desperdicio de productos y optimizando el uso de reactivos. Puede minimizar la necesidad de disolventes orgánicos.


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