Las autoridades sanitarias federales de Estados Unidos están intensificando la vigilancia sobre el uso de ketamina para tratar trastornos mentales, ante el creciente interés en este compuesto psicoactivo, a pesar de carecer de aprobación reglamentaria para su consumo.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) emitió una advertencia en octubre sobre los riesgos de utilizar ketamina fabricada en farmacias fuera del entorno médico, citando un caso en el que la respiración de un paciente se ralentizó peligrosamente después de una dosis fuera de un centro de salud.
El reciente informe de la autopsia del actor Matthew Perry, publicado el 15 de diciembre, concluyó que una dosis elevada de ketamina fue la causa de su muerte en octubre. Aunque eventos como este son poco frecuentes, han puesto de relieve los peligros asociados con este anestésico, que también se puede mal utilizar con fines recreativos.
Estos acontecimientos coinciden con los esfuerzos de la Administración para el Control de Drogas por establecer nuevas regulaciones para el uso de la telemedicina en la prescripción de fármacos regulados, incluida la ketamina.
A pesar de que la ketamina se ha utilizado durante años en hospitales como anestesia y de manera ilegal como droga recreativa, su potencial para aliviar la depresión ha generado interés en los últimos años. Aunque la FDA aprobó el aerosol nasal Spravato, un derivado de la ketamina, en 2019, las estrictas normativas han llevado a la búsqueda de otras formas legales, aunque no aprobadas por la FDA, de acceder a este tratamiento.
La rápida expansión del uso de la ketamina fuera de los entornos médicos, incluso en hogares de pacientes, ha avivado el debate entre los proveedores, quienes consideran que la ketamina es esencial para tratar enfermedades mentales, pero discrepan sobre la forma correcta de administrarla.
La Sociedad Americana de Médicos, Psicoterapeutas y Profesionales de la Ketamina ha emitido una llamada de atención, instando a establecer límites claros y unificados basados en datos del mundo real y prácticas médicas. Tras la trágica implicación de la ketamina en la muerte de Perry, la organización sin ánimo de lucro se comprometió a crear pautas para el uso seguro de la ketamina en entornos domésticos.
