En un movimiento sin precedentes, Irán llevó a cabo una ofensiva masiva con aviones no tripulados y misiles contra Israel, desencadenando una nueva escalada en la tensa confrontación en Medio Oriente.
La Guardia Revolucionaria Iraní confirmó el ataque a través de un comunicado, en el que afirmó haber lanzado «decenas de drones y misiles».
En Jerusalén, poco después del inicio del ataque, se activaron las sirenas de alerta y se observaron explosiones en el cielo, indicando la acción del sistema de defensa israelí para neutralizar el ataque.
Irán justificó la ofensiva, denominada «Operación Promesa Verdadera», como un acto de «legítima defensa» en respuesta a los «crímenes repetidos» de Israel, incluido el bombardeo del consulado iraní en Damasco el 1 de abril, que resultó en la muerte de varios mandos militares iraníes.
El portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, informó que Irán lanzó «más de 200 drones, misiles crucero y misiles balísticos», la mayoría de los cuales fueron interceptados por el sistema de defensa israelí y sus aliados en la región.
Aunque se reporta una persona herida y daños en una base militar, Irán sugirió que no habrá más ataques, pero advirtió sobre posibles consecuencias si Israel decide responder.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que el país está preparado para cualquier escenario, tanto defensivo como ofensivo, y agradeció el apoyo de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y otros países aliados, convocando a su gabinete de guerra.
