Comer sin sentir hambre es un comportamiento común que afecta a muchas personas, ya sea por aburrimiento, estrés, ansiedad o simplemente por hábito. Sin embargo, es importante comprender que la sensación de hambre es un proceso fisiológico, regulado en parte por la hormona grelina, que se produce principalmente en el estómago.
Cuando los niveles de grelina aumentan, el cerebro recibe la señal de que es hora de comer y libera ácidos gástricos para la digestión. Si no se consume comida, estos ácidos pueden dañar el revestimiento del estómago, causando acidez y malestar abdominal.
A menudo, este ciclo se desencadena sin una necesidad real de alimento en el organismo, lo que lleva a comer en exceso. Para abordar este comportamiento, la especialista británica Pauline Cox, nutricionista funcional y autora de varios libros sobre salud y alimentación, ha compartido cinco estrategias efectivas para controlar el apetito:
1. Evitar los Picos de Glucemia: Alimentos que provocan un rápido aumento en los niveles de azúcar en sangre pueden crear una adicción a su consumo continuo. Controlar estos picos de azúcar es esencial para una regulación adecuada del apetito y una función cerebral óptima.
2. Incorporar Fibra en la Dieta: La fibra proporciona sensación de saciedad y, cuando se consume junto con alimentos de alto índice glucémico, ayuda a reducir los picos de azúcar en sangre.
3. Suplementos de Omega-3: Los ácidos grasos omega-3 pueden reducir los antojos de azúcar al liberar dopamina en el intestino. Estos ácidos grasos se encuentran en pescados como el salmón y las sardinas, así como en suplementos de aceite de pescado. Alternativamente, hay opciones veganas y vegetarianas de ácidos grasos omega-3.
4. Aumentar la Ingesta de Aminoácidos: Los aminoácidos presentes en alimentos como pescado, pollo, huevos y queso pueden reducir los antojos al estimular la producción de dopamina.
5. Dormir Bien: La calidad y duración del sueño tienen un impacto significativo en los antojos de azúcar. La falta de sueño puede aumentar la hormona del hambre y disminuir la hormona de la saciedad.
Para distinguir entre el hambre emocional y el hambre real, la nutricionista mexicana Mariely Hernández sugiere prestar atención a los horarios de comida y las sensaciones físicas. El hambre real generalmente se manifiesta con sensaciones físicas como el estómago vacío o la debilidad, mientras que el hambre emocional a menudo se relaciona con emociones negativas.
Es fundamental reconocer que el hambre emocional puede llevar a comportamientos alimenticios desordenados y afectar tanto la salud física como la mental a largo plazo.