“Los versos de Rubén Darío, Bohemia, Selecciones, y los lasallanos textos escolares, fueron mis iniciales enamoramientos con nuestro bello idioma; por ello, el viajar por primera vez a Nicaragua, suelo natal del poeta, despertó tanto o más expectativas en mí, que las que profesionalmente me llevaron hace pocos días a ese país.
Alabo el lujurioso verde vegetal del paisaje de la sufrida Managua y sus alrededores, que es donde se desarrolló la XI Conferencia de Zonas Francas de las Américas, importante evento patrocinado por el gobierno sandinista que, cambiando las armas por el talento, ahora batalla contra el subdesarrollo, producto de la impiedad de la naturaleza que, con terremotos, tsunamis, y cíclicos huracanes, unidos a una guerra fratricida con componentes exógenos, asolaron a esta bella y rica tierra hermana, digna de amarla, por heroica y bella.
Me ha admirado su folklore, su comida, sus lagos y volcanes, la calidez de su gente; pero más que nada, su estoicismo ante tanta tragedia. Para superarlas, Daniel Ortega, el democrático gobernante actual, mítico combatiente y héroe de la revolución sandinista, presidiendo el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, de lo primero que hizo al asumir el reto de rescatar a su sufrida nación, fue destacar a uno de sus generales, a Álvaro Baltodano, para que libre una guerra a muerte contra el desempleo, desde la Comisión Nacional de Zonas Francas de Nicaragua. El patético objetivo que le impuso fue: Hambre Cero.
Abandonando patrioterismos, de manera práctica negociaron con tirios y troyanos, y firmaron tratados buscando la mejor relación costo/beneficio para su devastada economía; abrieron sus puertas a la inversión extranjera; “marcaron la cancha” respetando las reglas del juego; publicitan ser el país más seguro de la región, no solo para las inversiones; asombran con su agilidad burocrática y aduanera, porque entendieron que la logística y los servicios son importantes componentes de los costos; en fin, corrigieron lo que a otros países nos hace no competitivos en este mundo globalizado, porque intentamos exportar taras sociales, corrupción, ineficiencia, impavidez, e impuestos.
¿Los resultados?, más que estupendos, constan en un CD que he entregado a un asesor del Presidente Correa, aportando en algo a lo que intento desde hace ratos, que la herramienta de progreso que la iniciaron en Biblos los fenicios, y que la vemos dar sus positivos frutos en Nicaragua y China, pasando por Estados Unidos y España, también se enraíce en nuestra necesitada nación; al extremo que, al aludido General Baltodano, al brillante expositor, Dr. Arturo Cruz Ph.D., Embajador de Nicaragua en los Estados Unidos, y al gurú Héctor Vargas, reelegido Presidente del Comité de Zonas Francas de las Américas -del que resulté uno de sus Directores- les he ofrecido hasta endeudar mi modesto peculio solventando sus gastos, en el evento de que “Taita” Acosta y/o el Presidente Correa, accedieran a recibirlos y tratar con ellos “la fórmula Nicaragua” y su exitosa industria del “mientras tanto”. Con ello, me atrevo en forma mínima, imitar el altruismo de don Eloy Alfaro, no limitándome a solo componerle “Alfarada”, la cantata mía que televisivamente acompañó la vigilia de sus restos en Portoviejo… Jaramijó, noviembre del 2007.”
Como verán generosos lectores, el entrecomillado que antecede lo escribí y con el mismo titular publiqué en “El Diario” de Manabí, en noviembre del 2007, al creer en lo que relato. Lo traigo a colación ahora que Nicaragua ha superado en todo lo negativo a Cuba, Venezuela y otros, haciendo que ahí funcione muy bien la estrategia de quienes se jactan de revolucionarios, cuya meta es mantener pobres a lo pueblos, porque si éstos progresan, se convierten en ricos, quedándose sin los votos que son los que sostienen sus elitistas “democracias”. Así, con todo desparpajo lo manifiestan los lideres de este gran engaño global; ¡verifiquen los pronunciamientos de todos ellos, especialmente los del presidente mexicano, AMLO!