Viernes, 22 Septiembre 2023
Sácame un ojo

Sácame un ojo Destacado

 

Por alguna razón inescrutable, parece que a los ecuatorianos nos alegra que a los otros les vaya mal, más aún si eso implica que les vaya peor que a uno. Por obvias razones, este comportamiento me recuerda una vieja fábula española sobre dos súbditos y su rey.

Dicen que tanto peleaban estos dos súbditos entre sí, que ya resultaba un problema para el reino. Por eso, el rey decidió juntar a los dos peleones y les dijo: “pidanme lo que quieran y se los daré; la única condición es que el otro recibirá el doble.”

Y claro, tanto era el odio (o envidia) entre ellos que el primero que tomó la palabra dijo “sácame un ojo, señor”. Luego el otro (cuando ya estaba ciego), pidió “córtame un brazo”. Y cuando al primero le faltaban dos brazos y un ojo, pidió a su rey “córtame una pierna” y así siguieron aumentando su miseria en lugar de hacer que su fortuna crezca.

De esa manera, con la filosofía de que mientras al otro le vaya mal, yo estaré mejor, en esa visión de quitar en lugar de crear, en ese mundo de envidias, nunca vamos a salir adelante.

No importa cuánto me cueste, no importa cuánto me incomode, si haciéndome un daño, logro infligir uno peor a mi enemigo, lo veré como un triunfo.

Y así, todos vamos perdiendo cosas, oportunidades y espacios. Las reformas no se hacen porque “podrían beneficiar al otro más que a mí”, los ajustes se rechazan porque “podrían afectarme a mí más que a los otros”.

Cuando se escucha que a fulano, que me cae mal, le va mal, entonces me alegro. Sin pensar que si a todos los fulanos del mundo les fuera mejor, yo estaría mejor.

Pero lo que debería ser prioritario, como “el país”, el “bien común”, incluso el “ciudadano promedio”, eso no importa. Porque si beneficia a todos, pero afecta a uno y ese uno tiene poder de veto, lo vetará y lo hará a sabiendas de que causa un problema a la sociedad.Y seremos más pobres.

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