Por Marco Flores T.
Solo desde la ignorancia se puede criticar a países como Irlanda donde las personas han progresado en forma extraordinaria, entre otras cosas, gracias a mucho mejor competitividad tributaria, recibiendo a empresas que llegan con grandes inversiones, huyendo de infiernos fiscales.
En lugar de criticar a naciones con mejor tratamiento impositivo lo realmente necesario y conveniente es mejorar la competitividad tributaria entre países. Cuando se reducen los impuestos las personas incrementan su consumo, dinamizan las ventas y se atraen inversiones. En el caso de las empresas se impulsa la producción y en el caso de las empresas vinculadas al comercio exterior, las exportaciones.
Si se reducen impuestos y eliminan los infiernos fiscales las grandes empresas no tendrían que acudir (con pleno derecho) a otros países en búsqueda de mejor tratamiento tributario. Irlanda es uno de los territorios donde empresas y personas han progresado como nunca antes, otros países deberían tratar de imitarla y no acosar a ciudadanos ni empresas, preocuparse por ser transparentes, austeros y eficientes invirtiendo el dinero de los contribuyentes.
El progreso individual y corporativo no puede seguir amenazado por gobiernos que permanentemente tratan de apoderarse de algo más de lo que a otros pertenece. Por cierto no faltará la mentirosa proclama de que «paguen más los que más tienen para ayudar a los pobres y vulnerables». La realidad muestra que no solo que tal cosa casi nunca ocurre sino que la posibilidad de ofrecer buenas oportunidades para progresar no viene por decreto sino por Buena Economía.