Mateo -nombre protegido- tenía apenas 5 años cuando fue víctima de agresión en una escuela privada del sur de Quito. Su maestra le pinchaba constantemente con una aguja en su espalda, brazos, entrepiernas y trasero.
Esto le ocasionó un daño “terrible”, ya que el pequeño -quien padece de autismo y epilepsia- cambió su comportamiento. Continuamente estaba irritable, se orinaba en la cama y, lo peor, es que convulsionaba más seguido, recuerda su abuela Ximena Freire.
“Notamos un cambio muy grande, ya que se enojaba mucho. Producto de ello tenía episodios de epilepsia frecuentes; eran tan fuertes que le ingresamos al Hospital Baca Ortiz para que le den tratamiento”, explica la mujer.
En este espacio -cuenta Freire- la familia de Mateo descubrió que era víctima de agresión. El niño, quien ahora tiene 9 años, les confesó que la profesora de reemplazo le pellizcaba y le pinchaba con una aguja. Incluso, su cuerpo tenía señales del maltrato: raspones, pichazos y más.
De inmediato, la familia denunció el caso a las autoridades de la institución privada y reclamaron a la docente; además solicitaron ayuda a la rectora del plantel. Sin embargo, no tuvieron la acogida esperada. “Nos dijeron que iban a investigar, pero seguía pasando”.
El niño iba a la escuela y regresaba muy nervioso. Cuando volvía, lo único que hacía era pellizcarnos las manos y mirarnos con pavor. “Un día, una brigada de salud les visitó para vacunar a los menores del barrio. Mateo vio las agujas y se asustó demasiado”.
De hecho, el pequeño aún tiene miedo a las agujas, pese a que han pasado casi cinco años del execrable acontecimiento. Este tiempo ha sido de una lucha constante, aclara esta abuelita, quien recuerda que afortunadamente el plantel educativo cerró sus puertas por deudas. “Se debe sentar un precedente para que no haya violencia a niños; menos aún si se trata de menores que tienen alguna discapacidad, como Mateo quien padece autismo”.
¿Por qué se reactivó el caso de Mateo? Este martes, 18 de septiembre de 2023, será la audiencia de juzgamiento de la docente que agredió al pequeño, quien cumplirá 10 años en diciembre. Será en la Unidad Judicial Quitumbe, en el sur de Quito, cerca de la Plataforma de Desarrollo Social Sur.
Freire indicó que irá con otros colectivos para rechazar la agresión que vivió su nieto. “Esperemos que se haga justicia y que otros niños no vuelvan a vivir violencia”.