El ex canciller de la República, Francisco Carrión, ha dejado en claro su posición respecto al caso del exvicepresidente Jorge Glas, refutando la noción de que Glas sea considerado un perseguido político.
En una conversación con «Punto de Orden», Carrión enfatizó en que las acusaciones que enfrenta el exvicepresidente están relacionadas con delitos de corrupción, es decir, delitos comunes, lo que, según su perspectiva, desacredita cualquier intento de otorgarle asilo político por parte del gobierno de México.
Glas ha permanecido en la Embajada mexicana en Quito desde diciembre del año pasado, después de que se emitiera una orden de prisión en su contra por presunto peculado en el caso conocido como «Reconstrucción de Manabí». Además, una orden judicial ordenó su regreso a la cárcel para cumplir su condena por el caso «Sobornos», debido a que no cumplió los requisitos para obtener la prelibertad.
Según Carrión, el posible asilo en México no tiene fundamento, ya que Glas fue condenado por delitos penales, no políticos.
El ex canciller también argumentó que el gobierno ecuatoriano no debería facilitarle un salvoconducto a Glas y advirtió sobre las implicaciones internacionales negativas en caso de que intentara escapar, haciendo referencia al caso de la ex ministra María de los Ángeles Duarte, quien huyó de la Embajada de Argentina.
Carrión justificó la presencia policial en los alrededores de la embajada, como una medida preventiva ante la posibilidad de fuga por parte del exvicepresidente.
Aunque reconoció la seriedad de México en estos asuntos, destacó que la Cancillería ecuatoriana cometió un error al solicitar «permiso» para ingresar a la Embajada y arrestar a Glas, ya que se trata de un territorio soberano e inviolable.
