En una declaración pública el jueves, la Casa Blanca confirmó que Rusia ha obtenido una «preocupante» arma antisatélite, según información de los servicios de inteligencia estadounidenses. Sin embargo, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, aseguró que esta arma no está operativa actualmente y no representa una amenaza directa de «destrucción física» en la Tierra.
Kirby enfatizó que la capacidad mencionada no se ha desplegado y que, aunque la búsqueda de esta capacidad por parte de Rusia es motivo de preocupación, no hay una amenaza inmediata para la seguridad. Subrayó que no se trata de un arma que pueda utilizarse para atacar a seres humanos o causar daño físico en la Tierra.
La confirmación de la Casa Blanca se produce después de que el representante republicano Mike Turner instara al Gobierno de Biden a desclasificar información sobre lo que calificó como una grave amenaza para la seguridad nacional. Kirby explicó que el proceso de revisión y desclasificación estaba en marcha antes de que Turner hiciera pública su declaración.
Rusia ha restado importancia a la preocupación de Estados Unidos y ha descrito las afirmaciones como una estrategia para influir en la decisión del Congreso estadounidense sobre la ayuda a Ucrania. La capacidad antisatélite rusa, basada en el espacio, violaría un tratado espacial internacional.
La Casa Blanca expresó su intención de dialogar directamente con Rusia sobre este asunto. A pesar de la tranquilidad ofrecida, Kirby reconoció que se trata de un asunto serio y reiteró que la administración informará plenamente a los miembros del Congreso y a la comunidad internacional.
La decisión de compartir públicamente esta información ha generado frustración en la Casa Blanca, que destaca su enfoque cuidadoso y estratégico para revelar inteligencia. Funcionarios de inteligencia de EE. UU. han estado al tanto de la búsqueda de capacidad antisatélite por parte de Rusia durante meses o incluso años.
La administración ha desclasificado información en el pasado para destacar las operaciones rusas en el conflicto con Ucrania, centrándose en desinformación, coordinación con otros países y suministro de armamento. La Casa Blanca subrayó su compromiso de mantener informados a los miembros del Congreso y a la población estadounidense sobre este asunto y otros relacionados con la seguridad nacional.
