Después de una aurora boreal épica, ¿cuánto falta para otra?

May 14, 2024

Si te perdiste las impresionantes auroras que iluminaron el cielo el viernes por la noche con cortinas de luz rojas, moradas y verdes, podrías tener que esperar mucho para presenciar otro espectáculo tan magnífico.

Estas auroras boreales y australes fueron causadas por una tormenta geomagnética única en su género, dejando atónitos a los observadores del cielo y sorprendiendo a los científicos por su rareza y extraordinaria belleza. Según Mathew Owens, físico espacial de la Universidad de Reading, la tormenta del viernes por la noche alcanzó el nivel de supertormenta, algo que solo ocurre aproximadamente una vez cada 20 años en promedio.

Las publicaciones en redes sociales mostraron que este espectáculo celestial se vio en los 50 estados de Estados Unidos, así como en lugares inusuales como Puerto Rico, las Bahamas, Italia, Austria, México e India. En el hemisferio sur, las auroras fueron visibles en Chile, Argentina, Nueva Zelanda y Australia.

Uno de los momentos más emocionantes fue cuando Liz MacDonald, científica especializada en meteorología espacial, presenció una rara «corona de aurora» sobre su cabeza en el este de Washington, pintando la mitad del cielo de rojo y la otra mitad de verde. MacDonald, sorprendida por esta exhibición dinámica en una latitud poco común, describió el evento como algo impresionante y fuera de lo común.

El espectáculo de las auroras bailó sobre nuestras cabezas desde el atardecer hasta el amanecer, iluminando el cielo de todo el mundo y dejando una impresión duradera. Según los expertos, no se puede predecir cuándo ocurrirá otro evento similar, ya que depende de la actividad solar.

Las tormentas geomagnéticas, como la que presenciamos, son causadas por una oleada de energía y partículas del sol que perturban temporalmente la burbuja magnética protectora de la Tierra. Aunque estas tormentas pueden interferir con sistemas como satélites y comunicaciones, esta vez no causaron cortes eléctricos importantes ni daños significativos en la infraestructura.

En general, este episodio fue una excelente oportunidad para probar la preparación y capacidad de respuesta ante futuras tormentas geomagnéticas. Con avances tecnológicos y mejoras en la planificación, estamos mejor preparados para enfrentar eventos naturales extremos como este.



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