La ciudad de Manta alcanzó un hito significativo: más de diez días sin muertes violentas, manteniéndose la cifra de 155 homicidios desde el 5 de junio. Este logro se atribuyó a la instalación del comando de la Policía y las Fuerzas Armadas en la ciudad.
No obstante, mientras que Manta ha experimentado una notable reducción en la violencia, otros cantones manabitas, como Sucre y Portoviejo, continúan enfrentando conflictos entre bandas criminales.
La Policía ha observado que los grupos delictivos se están desplazando hacia estos cantones y zonas rurales de Manabí para evadir los controles intensificados en Manta. Este fin de semana, por ejemplo, se registraron asesinatos en Bahía de Caráquez (cantón Sucre), Olmedo y Portoviejo.
El jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Jaime Vela, explicó a El Universo que las labores de inteligencia indican que los delincuentes están moviéndose a áreas rurales no solo de Manabí, sino también a provincias como Los Ríos, Guayas, Santa Elena, Santo Domingo de los Tsáchilas y El Oro.
Según Vela, estos grupos intentan realizar acciones violentas en otras zonas para distraer y desgastar a las fuerzas del orden, aunque la capacidad de reorganización de las autoridades permite enfrentar estas amenazas.
Cinco muertes violentas en Portoviejo, en una noche
Desde la llegada del Bloque de Seguridad a Manta, los crímenes en Manabí han disminuido de 17 a 8 por semana. En trece días se han realizado 110 allanamientos, se ha detenido a 18 personas con órdenes de captura y a 101 individuos por posesión de armas y drogas.
El comandante de la Policía Nacional, César Zapata, destacó que las operaciones se extienden más allá de Manta, abarcando también Sucre y Portoviejo.
En días recientes, se ha logrado la detención de cabecillas de las bandas Los Choneros y Lobos, demostrando el compromiso de las autoridades en toda la provincia.
En febrero de este año, tras la declaración de conflicto armado interno por el presidente Daniel Noboa, se observó una tendencia similar de huida de delincuentes hacia zonas rurales.
La Gobernación informó entonces que los criminales se escondían en áreas rurales de Manabí, donde viven más de medio millón de personas en 55 parroquias.
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