El mercado energético y en particular eléctrico en el Ecuador enfrentan grandes desafíos. El primero porque desde el último trimestre del año 2023 el país dejo de ser exportador de hidrocarburos para convertirnos en importadores aun incluyendo la producción del ITT. Ya consumimos más hidrocarburos de lo que se produce.
En cuanto al sector eléctrico, no tenemos que dar detalles de la crisis y precariedad actual, pues lo estamos sintiendo en carne propia a lo largo y ancho del país debido a una combinación de factores que vamos a comentar.
Lo primero y más urgente es encontrar una solución práctica para echar andar la central hidroeléctrica Toachi – Pilatón de 254:4 MW. En lugar de continuar una pelea legal que por más razón que tenga el país no le soluciona la carencia de prácticamente el 50% del déficit actual. Se debe convocar a la licitación de la hidroeléctrica, Cardenillo, en la cuenca del río Paute, que lleva un atraso de más de varios años sin justificación, pues debió estar operando desde el 2026, según el plan maestro del sector eléctrico. Es un proyecto que entrará en operación y cinco o seis años desde su licitación.
Se debe invitar a un concurso de ofertas para aumentar la capacidad de la generación térmica de manera inmediata para que el siguiente estiaje no nos sorprenda sin soluciones y tengamos que seguir importando energía costosa desde Colombia.
De manera paralela hay que realizar el mantenimiento adecuado de todo el parque de generación y transmisión en el país, pues hay muchos equipos y subestaciones que han cumplido con su vida útil y deben ser renovadas o reemplazados para el manejo de las nuevas capacidades de electricidad. De igual manera, deben ser considerados los sistemas de transmisión tanto nacional como los subsistemas en las distintas áreas de distribución que necesitan mantenimiento y la inversión en la expansión de capacidad de carga y el alcance de la red de distribución de energía.
Es impostergable realizar un sinceramiento de los costos de la energía que incluya el CAPEX y OPEX dando por terminado el absurdo mandato 15 del 2008 que ha descapitalizado todo el sistema eléctrico del país y cuyos efectos llevan a la actual crisis. Se debe desarrollar un mecanismo transparente de fijación de precios tanto para la electricidad como para los combustibles, lo que implica llevar estos precios a sus valores reales y de este modo se puede garantizar un acceso equitativo a la energía a través de subsidios sociales específicos y focalizados con precios justos para todos.
Se debe realizar revisión y modificar varias regulaciones ARCERNNR para incentivar la inversión en autoabastecimiento limitando la capacidad a instalarse al total del consumo del solicitante, eliminando todo tipo de restricciones así como las asociaciones entre personas naturales y jurídicas para el autoabastecimiento. De igual manera, se debe eliminar los límites de generación privados frente al gran déficit existente en la generación.
Para que todo esto sea funcional se debe acortar al máximo los plazos de aprobaciones de las solicitudes y firmas de los títulos habilitantes y contratos conexos. Se debe simplificar la tramitología en el ministerio de medioambiente, donde parece y no de ahora, sino desde hace mucho tiempo, que no hay prisa o no hay capacidad para el manejo de tantos trámites de las distintas actividades que lleva adelante el ministerio en esta materia.
Es necesario establecer regulaciones que atraigan a las inversiones privadas y se construya un mercado eléctrico sostenible y resiliente como el que opera en nuestros países vecinos Colombia, Perú, Chile, etc. creando un entorno confiable con seguridad jurídica para el inversionista. No hay nada por inventar, solo se requiere copiar modelos exitosos y dejar a un lado el modelo estatista existente
Todo esto debe ser realizado para un desarrollo equilibrado de la matriz energética con las múltiples alternativas que complementen a la hidroelectricidad para poder asegurar una estabilidad que disminuya la vulnerabilidad del sistema.
