El mundo de la moda despide a uno de sus gigantes. Giorgio Armani, el legendario diseñador italiano que convirtió la elegancia en un imperio global, falleció este jueves a los 91 años en Milán, anunció la casa que fundó hace casi medio siglo.

Con problemas de salud desde hace meses, Armani había dado señales de fragilidad en junio, cuando por primera vez en su carrera se ausentó de los desfiles de la Semana de la Moda Masculina de Milán. Aun así, según su empresa, trabajó hasta el final, fiel a la pasión que lo convirtió en referente absoluto de estilo.

Armani no solo redibujó la sastrería clásica masculina, relajando líneas y marcando una nueva era en los trajes; también revolucionó la forma en que las mujeres vestían para conquistar espacios de poder en los años 80. Sus diseños, descritos por críticos como “seguros, contundentes y modernos”, se convirtieron en un símbolo de la mujer trabajadora y emancipada.

El diseñador fue también un visionario en los negocios: su marca factura alrededor de 2.700 millones de dólares al año, abarcando no solo ropa, sino también perfumes, maquillaje, hoteles de lujo, música y deporte. Fue, además, pionero en causas sociales: en 2006 prohibió modelos con bajo peso en sus pasarelas, tras la muerte de la modelo Ana Carolina Reston por anorexia nerviosa.

Hollywood lo adoraba. Lady Gaga, Cate Blanchett, Julia Roberts y Zendaya vistieron sus creaciones en alfombras rojas y conciertos. En el cine, sus trajes marcaron películas icónicas como American Gigolo y El lobo de Wall Street.

Su legado, como lo describió Vogue, es el de un “verdadero caballero” y un “titán de la industria”, creador de una estética que trasciende generaciones. “Si no sabes nada de moda, igual conoces a Giorgio Armani”, escribió la revista.

Hasta su último desfile planeado para marzo de 2025, Armani quería transmitir un mensaje de armonía global: “Eso es lo que todos necesitamos”, dijo entonces. Su nombre seguirá ligado para siempre a la elegancia eterna.