Piñas, en El Oro, hace honor a la simbología del obelisco del parque central, cruzado por una flecha apuntando al horizonte próspero y de desarrollo indetenible, en beneficio de la propia población y, por supuesto, volviéndose aporte significativo para el crecimiento de la provincia y del Ecuador total. En días recientes, la ciudad inauguró su Campus Universitario de la Universidad Técnica de Machala y que, en palabras de su rector, Jhonny Pérez Rodríguez, es siembra para un futuro promisorio; “un sueño colectivo que abre puertas al altiplano orense y brinda a los jóvenes la posibilidad de forjarse como profesionales sin necesidad de migrar a otras ciudades”.
Aplausos sonoros y reconocimiento categórico a las insistentes gestiones de la alcaldesa de Piñas, Teresa Feijóo, para lograr la respuesta positiva de la Universidad de Machala, que, al abrir el Campus ofrece oportunidades reales para generar conocimiento e innovación, fomentar el avance económico, promover realmente la práctica del pensamiento crítico y la solución a situaciones complejas, consolidar una respetable y muy competente red de profesionales, y, entre otras bondades, construir ciudadanía activa y positiva.
La inicial oferta universitaria es para las carreras de Educación Básica en Línea, Agropecuaria, y Contabilidad y Auditoría. Según opinión especializada se trata de estudios para una formación profesional estratégica y pertinente para la región (Piñas, Portovelo, Balsas, Marcabelí, Atahualpa, Zaruma, principalmente), y existen, por ahora, 230 cupos. Damos por descontado que, inclusive, la demanda por matrícula superará largamente las expectativas. Más, lo trascendental, es que tanto profesores como estudiantes, desde el principio, asuman el reto de ser los mejores y como tales reconocidos por propios y extraños. La calidad en la investigación, el uso de tecnologías, la competitividad, el descubrimiento de habilidades, van a ser fundamentales en esta fantástica experiencia universitaria.
De acuerdo a estudiosos, las universidades en poblaciones pequeñas, además, aportan a la economía local y al desarrollo territorial, se produce una mayor generación de empleo e impulsa el consumo. El costo de vida para profesores y estudiantes es menor, el transporte público se mueve más, lo mismo que hoteles y restaurantes; las opciones de ocio son limitadas. Y todo eso ocurre en un ambiente más tranquilo, familiar y cercano. Y cuando se ha conseguido el título universitario, el mayor porcentaje continúa viviendo en la misma ciudad. Piñas ha dado un gigantesco paso con el funcionamiento del Campus y hay que aprovecharlo al máximo.
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