La Seguridad Social, vive o muere

Ago 27, 2025

Por Jorge A. Gallardo Moscoso

La crisis del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) no comenzó ahora, data algunas décadas. Quienes se empeñan en atribuirla al gobierno actual, mienten con descaro y sin ruborizarse pese al rabo de paja que poseen. Gobiernos de derecha e izquierda le han metido la mano al Instituto, unos más que otros (están muy bien identificados y son mejor recordados), y en todos los casos perjudicando a sus legítimos y únicos propietarios, los afiliados, testigos reales de su progresivo y vertiginoso deterioro, e inclusive de serlo, también, de su quiebra y desaparición.

Diario Expreso en una serie de entregas, resultado de una investigación, afirma que entre 2013 y 2025, por concepto de derivaciones a clínicas y centros de salud privados, el IESS ha egresado de sus arcas ocho mil millones de dólares. ¿No habría sido lo correcto y mucho más productivo que esa exorbitante suma de dinero se haya volcado al mejoramiento y modernización de la propia red hospitalaria, a la provisión idónea de medicamentos, a la contratación de especialistas, al saneamiento y eliminación de la red corrupta allí enquistada y empoderada?

Al gobierno en funciones no se le puede endilgar responsabilidad por lo encontrado, pero sí tendrá una gran parte de ella si en su periodo (2025-2029) no acomete, con urgencia e ímpetu grandioso, en todas las acciones que sean menester para, primero, sacar al IESS de la gravísima situación que acusa, y luego para, al tiempo de acabar con las mafias apropiadas de la entidad, realizar los cambios y servir a los afiliados con todas las prestaciones a las que tienen derecho y durante tanto tiempo se les ha negado.

Si al término de la gestión gubernamental el IESS ha sido transformado para bien de los ecuatorianos, la historia lo recogerá y le pondrá la máxima calificación. Si no lo hace, será sumado a los anteriores que cavaron, ya muy profundo, para sepultarlo. Que no se encuentren, entonces, excusas para justificar la indiferencia, la negligencia, la incapacidad e incompetencia, muy bien evidenciadas por los gobiernos que lo antecedieron.



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