El régimen de Nicolás Maduro ha anunciado una nueva jornada de alistamiento militar para los próximos días 29 y 30 de agosto, tras el fracaso de su primera convocatoria, que dejó los centros de registro vacíos y evidenció la escasa respuesta de la población. La medida, según el mandatario, busca “completar” el registro de milicianos para reforzar la defensa ante lo que el gobierno califica como “amenazas externas”, tras el despliegue de buques estadounidenses en el Caribe con fines de lucha contra el narcotráfico.

A diferencia de lo que mostraron los medios estatales, la primera convocatoria evidenció un bajo interés ciudadano, reflejo de la desconfianza hacia las instituciones controladas por el régimen y del desgaste que enfrenta la población ante la crisis económica y social que atraviesa el país. Organizaciones civiles y líderes opositores denunciaron que la convocatoria carece de legitimidad y la calificaron como un instrumento propagandístico para proyectar fortaleza ante la comunidad internacional.

La Milicia Nacional Bolivariana, creada en 2009 por Hugo Chávez, funciona como un cuerpo civil armado integrado al sistema de defensa nacional. Su activación se ha vuelto recurrente en escenarios de tensión política y diplomática, especialmente en contextos de confrontación con Estados Unidos. Sin embargo, la falta de participación demuestra que la militarización de la sociedad venezolana enfrenta límites, y que la población no responde con la lealtad que el gobierno intenta mostrar.

La nueva convocatoria se produce en un contexto de presión internacional creciente sobre Venezuela, donde Washington ha intensificado sus operaciones contra el narcotráfico en el Caribe. Frente a estas acciones, el régimen responde con discursos belicistas y movilizaciones internas, buscando consolidar su base de apoyo y proyectar una imagen de control sobre el país.

Por su parte, la oposición continúa advirtiendo sobre los riesgos de un uso político de las instituciones militares y llama a la población a la resistencia pacífica frente a lo que consideran un intento de consolidación autoritaria. Líderes como María Corina Machado han instado a ignorar las convocatorias y a mantener la unidad frente a la presión del gobierno.

El éxito o fracaso de esta nueva jornada de alistamiento militar será un indicador crucial del margen de maniobra que aún conserva el régimen de Maduro para movilizar a la ciudadanía y enfrentar tanto los desafíos internos como la presión internacional. La respuesta de la población reflejará, una vez más, la profunda polarización y el creciente desinterés hacia las políticas de un gobierno que enfrenta un desgaste prolongado en múltiples frentes.