La sombra del terrorismo volvió a instalarse en Colombia. En cuestión de semanas, un camión bomba en Cali, ataques con drones en Antioquia y el asesinato de un precandidato presidencial sacudieron al país, justo cuando se inicia el ciclo preelectoral de 2026.
El periodista Jorge Cardona, exeditor general de El Espectador, advirtió en entrevista que el panorama actual no es un simple eco del pasado marcado por Pablo Escobar, sino una transformación más compleja de la guerra. “Estamos ante un reciclaje de la confrontación armada cuyo motor sigue siendo el narcotráfico”, señaló.
Cardona explicó que la paz firmada en 2016 nació en medio de una profunda división política y dejó grupos armados al margen, que hoy se consolidaron como actores principales del conflicto: disidencias de las FARC, la Segunda Marquetalia y el Clan del Golfo, entre otros. “No hubo una paz completa. Las deudas en la implementación del acuerdo, especialmente en lo referente a la solución del problema de las drogas, dejaron espacios vacíos que hoy ocupan estas organizaciones”, recalcó.
El periodista subrayó que la actual violencia no solo responde a armas y cocaína, sino también al control social ejercido sobre comunidades rurales, al reclutamiento de menores y a economías ilegales como la minería de oro, que incluso genera más ingresos que la cocaína. “Las comunidades están de nuevo sometidas a un control violento. Es la misma degradación de la guerra que denunció la Comisión de la Verdad”, recordó.
En un país atrapado entre disidencias armadas, narcotráfico transnacional y un Estado con presencia precaria en varias regiones, Cardona cree que la mayor amenaza es el retroceso hacia un ciclo de violencia que nunca terminó del todo. “El reto es proteger a la población civil no combatiente, porque solos los Estados no han podido frenar esta espiral”, advirtió.
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