La construcción sostenible en Ecuador, una realidad

Ago 24, 2025

Por Gabriela Fraga

Aunque todavía a muchos nos suene lejano, en Ecuador desde hace algunos años ya se construyen y certifican viviendas con características sostenibles, ambientalmente más amigables. Al inicio, este tipo de proyectos solían asociarse a lugares remotos: pensábamos en madera, paja, baños secos (y lo admito, por muy ambiental que sea, no podría con eso), en fin, lo rústico y exclusivo de zonas fuera de la ciudad y ligado al ecoturismo.

De hecho, el primer proyecto ecológico en el país se levantó en 1996, con el Hotel-Reserva Ecológica Kapawi, en Pastaza, basado en la arquitectura tradicional de los achuar. Otro referente con más de 15 años de trayectoria es el Napo Wildlife Center Ecolodge, construido por la comunidad kichwa Añangu, que combina turismo sustentable con conservación del bosque tropical.

Pero los tiempos cambian. Y la construcción sostenible ya no es exclusiva de la Amazonía, Galápagos o paraísos alejados. Hoy tenemos en las ciudades universidades, hoteles y viviendas que adoptan prácticas para levantar edificaciones más verdes: ahorro de energía, reutilización de materiales, eficiencia desde la obra misma hasta el momento en que son habitadas.

Una de las certificaciones que marcan este camino es EDGE (Excellence in Design for Greater Efficiencies), creada por la Corporación Financiera Internacional (IFC) del Grupo Banco Mundial. Su lógica es sencilla: demostrar ahorros en energía, agua y materiales frente a una construcción convencional en la misma región.

Esta semana conocí un proyecto que me entusiasmó: La Casa Circular, recientemente certificada con EDGE. Su propuesta priorizó la reutilización de containers refrigerados de segunda mano, cuyo aislamiento térmico natural permitió prescindir de tratamientos adicionales, reduciendo recursos, tiempos de instalación y consumo energético. Para su estructura se reutilizaron tuberías petroleras como columnas y vigas; sus muros negros de mampostería vista se levantaron con bloques hechos a partir de cenizas de residuos incinerados.

Y no se queda ahí. Toda la energía proviene de paneles solares, el agua lluvia se capta y almacena para riego, y se complementa con un sistema de tratamiento de aguas negras. En resumen: fue pensada, diseñada y construida con un compromiso real con el ambiente.
Así como hace poco escribía en mis editorialrs sobre la falta de conciencia ambiental en nuestra sociedad, hoy quiero reconocer a los otros: los que sí están conscientes, los que viven cada día sumando y marcan la diferencia.

Que esta Casa Circular sea una más de muchas, porque necesitamos más personas y proyectos que piensen en verde.



0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *



Te puede interesar




Lo último