La marcha convocada por el presidente Daniel Noboa contra la Corte Constitucional no solo reunió a decenas de miles de ciudadanos en Quito, sino que dejó en evidencia lo que, para algunos analistas, podría ser el inicio de un camino hacia una Asamblea Constituyente.
La periodista Verónica Guevara consideró que la movilización, realizada en un día poco favorable tras el feriado, reflejó tanto apoyo ciudadano como confusión. “Se nota que muchas de las primeras personas que asistieron no sabían por qué estaban reclamando. Hay un apoyo al presidente, lo cual denota un liderazgo tremendo y un crecimiento político importante, pero me hubiera gustado que el equipo organizador hubiera permitido escuchar mejor su voz”, señaló.
Guevara también apuntó que el mensaje del mandatario fue directo, aunque cuestionó el fondo de la convocatoria. “Creo que la marcha hubiera sido la misma si no fuera contra la Corte Constitucional, si fuera una marcha contra la violencia que vivimos. No es que el Gobierno esté buscando un apoyo legal, porque ese ya no lo tiene en sus manos pese a las declaratorias de guerra interna. Más bien, se está agotando el recurso de la consulta popular, que terminaría arrastrando los mismos problemas de fondo que ya tiene la Constitución desde Montecristi”, dijo.
Por su parte, el abogado penalista Nino Casanelo interpretó la manifestación como una señal de que el Ejecutivo prepara un escenario mayor. “Creo que hemos visto el primer paso hacia una Asamblea Constituyente. El presidente plantea una discusión entre un modelo de política pública que busca mano dura contra la inseguridad, y un sistema constitucional del 2008 que ejerce un control firme. La Corte Constitucional ha actuado dentro de su potestad, pero la estrategia del Gobierno es mostrar que este marco ya no permite avanzar”, afirmó.
Casanelo añadió que la confrontación con la Corte es parte de una estrategia política a mediano plazo. “El presidente está alineando los escenarios para demostrar que no hay otra salida más que la constituyente. Cuando llegue ese momento, podrá argumentar que intentó implementar un modelo de seguridad, pero el sistema hipergarantista se lo impidió”, sostuvo.
Ambos coinciden en que la movilización representó más que un acto de respaldo ciudadano: fue un movimiento político con implicaciones de largo alcance. Mientras Guevara alerta sobre la falta de soluciones inmediatas frente a la violencia, Casanelo advierte que el trasfondo es un rediseño constitucional que podría marcar un antes y un después en la política ecuatoriana.
0 comentarios