Mis NO NEGOCIABLES para las alcaldías

Ago 14, 2025

Vivir bajo una alcaldía en Ecuador es como estar en una relación tóxica con alguien que jura que “va a cambiar” mientras te roba la billetera. Nos quejamos, hacemos escándalo, prometemos que no volverá a pasar… y pum, ahí estamos otra vez, votando con cara de “esta vez sí”. Y sí, como decía mi mamá, […]

Vivir bajo una alcaldía en Ecuador es como estar en una relación tóxica con alguien que jura que “va a cambiar” mientras te roba la billetera. Nos quejamos, hacemos escándalo, prometemos que no volverá a pasar… y pum, ahí estamos otra vez, votando con cara de “esta vez sí”.

Y sí, como decía mi mamá, para todo hay solución, pero las soluciones también son procesos y ninguno es de aquí para mañana. Hoy no vengo a explicar cómo divorciarse de un alcalde (ya dominamos esa técnica guiño-guiño), sino a lo que de verdad importa: cómo dejar de volver a caer en la trampa.

Así que, aquí mis NO negociables para elegir al próximo “amor municipal” de mi vida:

1. Sin historial de corrupción. Parece básico, pero aquí nos encanta tropezar con la misma piedra, solo que cada vez más costosa. En Quito tuvimos al Doctor Yunda, que no venía precisamente de vender jugos en la esquina, sino de montar un emporio de radiofrecuencias que olía raro desde lejos. Y después, Pabel Muñoz, que llegó con glosas bajo el brazo como quien trae flores. ¿Cómo caímos otra vez? Ni idea, pero aquí no vuelve a pasar.

2. Experiencia ciudadana real. No quiero otro funcionario de carrera que jamás se haya ensuciado los zapatos trabajando por la gente. Que haya movido un dedo por la ciudad sin sueldo de por medio, porque cuando algo te apasiona lo haces gratis, sin licitación ni contrato, sin una agenda oculta. No puedo volver a confiar en un aparecido que lo único que ha hecho en su vida es ser funcionario público, gerente de empresas o presidente de algún club deportivo (bueno para los quiños).

3. Cero extremismos ideológicos. La ciudad no es tu laboratorio personal político. Aquí vive el rockero y el reguetonero, el ciclista y el que ama su carro como si fuera un hijo. Si llega un progre furioso o un facho empedernido, lo único que vamos a ver son políticas que benefician a su tribu y fastidian al resto. Quiero un alcalde que gobierne para todos, no para el club de fans de su ideología.

En resumen, mi próximo voto para alcalde será más difícil de conseguir que una cita conmigo con una hora de anticipación. Ahora, si me disculpan, voy a escribir mi lista de No negociables para pareja… porque esa sí está vacía.

Feliz Jueves.



0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *



Te puede interesar




Lo último