Con la entrada en vigor de los nuevos aranceles “recíprocos” desde la medianoche de este jueves 7 de agosto de 2025, el presidente Donald Trump ha dado un nuevo giro a su política económica exterior, desatando una ola de tensiones comerciales que impactan a más de 40 países. La medida, que estaba en suspenso desde su retorno al poder en enero, marca un punto de inflexión en la guerra comercial impulsada desde Washington.
Entre los afectados se encuentran socios estratégicos como Reino Unido, Japón, China, Corea del Sur, la Unión Europea, Vietnam e Indonesia, a quienes se impusieron tasas tras la imposibilidad de alcanzar acuerdos comerciales bilaterales. También hay impuestos unilaterales contra países como India, Venezuela, Suiza, Sudáfrica y Siria, que enfrentan algunos de los aranceles más altos del nuevo régimen.
El nuevo esquema fija un arancel mínimo de 15 % para las naciones con las que EE.UU. mantiene una balanza comercial negativa, como Ecuador, Costa Rica, Bolivia y Venezuela. Países con saldo positivo, como Chile, Argentina o Colombia, recibirán una tarifa del 10 %, el incremento global mínimo anunciado por Trump en abril.
Pero los castigos más severos fueron para Brasil e India, con un 50 % de gravamen. En el caso indio, se sumará otro 25 % adicional por mantener compras de petróleo ruso. China, en cambio, logró una tregua temporal, que rebajó su arancel del 145 al 30 %, mientras que el gigante asiático redujo del 125 al 10 % sus impuestos sobre productos estadounidenses.
México y Canadá, con tratamientos diferenciados
México logró una prórroga de 90 días para seguir negociando, mientras que Canadá ya enfrenta un aumento arancelario del 25 al 35 % desde el 1 de agosto. La UE también pactó una rebaja importante, del 30 al 15 %.
Países como Camboya, Lesoto y Vietnam lograron reducir sus tarifas hasta un 50 % respecto al primer listado publicado en abril, cuando Trump denominó la jornada como el “Día de la Liberación” económica.
Con esta medida, Trump busca reducir lo que llama el “gran déficit comercial” de Estados Unidos, presionando a sus aliados a renegociar condiciones más favorables para Washington. El mensaje es claro: acuerdan o pagan más.
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