“Es necesario achicar el gobierno”, “El estado es obeso, bien por esos despidos”, “Hay que sacar a más gente”, “Esos burócratas se merecen, chao”.
La furia en las redes sociales era evidente. El despido de 5.000 personas del sector público había encendido pasiones desde el pasado 25 de julio. Ciudadanos, analistas y líderes festejaban la dura medida.
Y si bien esta complicada decisión busca reducir los gastos de un aparato estatal plagado de deudas que no puede pagar, luego del desborde de crueles emociones debemos reflexionar: ¿qué opciones tienen para recuperarse esos 5.000 hogares afectados?
Su drama no es menor; su dolor es intenso, porque la medida, justamente, se da en un país en el que el empleo está estancado desde hace casi una década, en el que solo tres de cada diez ecuatorianos y ecuatorianas en edad laboral tienen un trabajo formal.
Casi seis millones de ciudadanos viven en la informalidad y la pobreza total en el sector rural —que incluye la pobreza extrema por ingresos— alcanza el 66 % (a junio de 2025).
En conclusión, el momento no pudo ser peor para ser expulsado del aparato estatal, sobre todo, porque se estima que está en camino otro recorte de 45.000 funcionarios más.
Ahora, una vez ejecutada esta medida —que parece ineludible si deseamos mantener sana nuestra dolarización— es deber del Estado y de la sociedad cooperar con los desvinculados actuales y con los que vendrán, para que a futuro puedan reinsertarse con éxito en el mercado laboral.
¿Qué hacer? Tengo ideas. Dado que los despidos continuarán será necesario que se activen entidades públicas y organizaciones no gubernamentales para capacitar a esos servidores públicos, a fin de maximizar sus opciones de encontrar otro empleo en el ámbito privado o, también, convertirse en buenos emprendedores.
Además, se les deberían ofrecer líneas flexibles de crédito para crear unidades de negocios de productos o servicios. Otra opción es otorgar facilidades tributarias a las empresas que los contraten.
No podemos olvidar a nuestros burócratas despedidos porque, si les damos soporte, no solo fomentaremos la creación de más empleo en el sector privado, sino que incluso podríamos estimular la creación de lo que más se necesita en el país: el nacimiento de micro o pequeñas empresas que generen empleo.
Es el momento de mirar hacia adelante, oportunidades y no solo quedarnos en lo negativo
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