El movimiento Revolución Ciudadana presentó un documental titulado “La verdad de la reconstrucción”, con el que busca reivindicar el rol del exvicepresidente Jorge Glas en las obras ejecutadas tras el terremoto de 2016, y contrarrestar la reciente condena de 13 años de prisión en su contra por el delito de peculado en el caso Reconstrucción de Manabí.

La producción audiovisual fue difundida el 30 de julio a través de redes sociales y plataformas afines al correísmo. En sus poco más de diez minutos de duración, el documental recurre a testimonios de ciudadanos que aseguran haber sido beneficiarios de las obras impulsadas tras el sismo de 7,8 grados que devastó zonas de Manabí y Esmeraldas. También se incluyen imágenes de la emergencia, de la reconstrucción y cifras que resaltan el alcance de los proyectos ejecutados durante la gestión de Glas.

Entre las obras mencionadas se destacan la vía Montecristi-Colisa, proyectos viales en Rocafuerte y el mejoramiento del hospital Napoleón Dávila de Chone. La narración presenta a Glas como un funcionario comprometido, y acusa a sectores políticos y judiciales de distorsionar la verdad con fines de persecución.

La difusión del cortometraje se produce días después de que el Tribunal de la Corte Nacional de Justicia dictara una sentencia de 13 años de prisión contra Glas, junto a Carlos Bernal, exsecretario del Comité de Reconstrucción. Ambos fueron hallados responsables del uso irregular de fondos públicos destinados a las obras posdesastre. Además, se les impuso una multa superior a los USD 250 millones y la inhabilitación para ejercer cargos públicos durante 25 años.

Esta no es la primera incursión audiovisual del correísmo para defender a sus figuras. En el pasado se intentó producir un documental llamado “Influjo psíquico”, en torno a la sentencia contra el expresidente Rafael Correa en el caso Sobornos, aunque el proyecto no fue concluido.

El nuevo documental forma parte de la estrategia política de Revolución Ciudadana para sostener la tesis de que sus principales líderes son víctimas de un “lawfare” o persecución judicial con motivaciones políticas. Mientras tanto, Glas acumula tres sentencias ejecutoriadas por corrupción, y permanece detenido en la cárcel de La Roca en Guayaquil.