Es un término relativamente nuevo que se escucha con frecuencia, aunque es un concepto muyvantiguo de Jean Baptiste Lamarck, quien hace casi dos siglos lo planteó y fue rechazado: los factores ambientales pueden influir en los rasgos genéticos de los descendientes.
Fue en las post-segunda guerra mundial, en la hambruna del invierno en Países Bajos entre 1944 y 1945, donde se observó que los sobrevivientes presentaron patrones anormales de metilación que activaban o desactivaban algunos genes asociados con diferentes trastornos.
La concepción de los niños durante ese período mostraron talla más corta, peso bajo y luego, comparados con los nacidos antes de la hambruna, presentaban mayor riesgo de desarrollar obesidad, enfermedades cardíacas, hipertensión arterial y diabetes; luego al estudiar a los niños africanos en la hambruna de Biafra entre 1968 y 1970, observaron que presentaron iguales alteraciones.
Estudios en los nacidos en la hambruna de China entre 1958 y 1961, mostraron que estos niños en la adultez tuvieron un mayor riesgo de sufrir esquizofrenia.
La genética ha demostrado que los rasgos de cada individuo son determinados por el entrecruzamiento de los genes (ADN) de los padres, cuya secuencia determina en cada célula la formación de proteínas, que se traducen en los rasgos físicos y el funcionamiento de todos los órganos. Cambios en esa secuencia (mutaciones) generan patologías genéticas.
La epigenética, por su parte, tiene que ver con los cambios que se dan en los individuos, no como producto de variaciones en la secuencia genética, si no como resultado de la metilación, cambios en las histonas y ARN que no está codificado, por influencia directa del entorno.
Los cambios en la alimentación de la vida actual, con más de 1500 disruptores hormonales, el estímulo permanente del miedo y frustraciones por aspiraciones no cumplidas, disparan esos cambios y pueden alterar a las nuevas generaciones, como el desarrollo de algunos tipos de cáncer.
Los cambios en patrones de comportamiento en los estudios, han demostrado que siendo la metilación la causa, pueden ser reversibles; cambios en el estilo de vida: alimentación sana, ejercicio físico diario e higiene de sueño, revertiendo esos patrones de metilación celular.
Las guerras fratricidas en curso, tanto en el mundo como en nuestro país, en las que las hambrunas y el miedo son sus principales características, sus consecuencias no son sólo inmediatas si no en el largo plazo, en descendencias ya marcadas por la epigenética.
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