Grace Springer, la fanática que captó con su cámara una supuesta infidelidad durante un concierto de Coldplay en Boston, negó haber recibido ingresos por el video que se volvió viral en redes sociales. La grabación, que muestra al CEO de una empresa tecnológica junto a una colega en una actitud comprometida durante la “Kiss Cam”, alcanzó más de 120 millones de visualizaciones en TikTok.

Springer explicó en el programa británico This Morning que no monetizó la publicación ni obtuvo beneficios económicos por su difusión. Aclaró que subió el video sin conocer la identidad de las personas implicadas y que no imaginó el impacto que generaría.

El caso derivó en consecuencias laborales: Andy Byron, ejecutivo señalado en las imágenes, presentó su renuncia como director ejecutivo de la firma Astronomer, y la compañía inició una revisión interna. Además, la situación reavivó el debate sobre los límites de la privacidad en eventos públicos, ya que la “Kiss Cam” es una práctica habitual en espectáculos masivos, cuyo uso suele estar cubierto por los términos de asistencia.

Mientras tanto, el episodio ha sido tema de conversación global, alimentado por memes, reacciones de celebridades y comentarios del propio vocalista de Coldplay, Chris Martin, quien bromeó sobre el tema en otro concierto.

La historia evidencia cómo una escena fortuita puede tener repercusiones mediáticas y profesionales de gran alcance, incluso sin que su autora se beneficie directamente.