El debate sobre la propuesta del presidente Daniel Noboa para sancionar a violadores con castración química ha encendido posturas a favor y en contra. Mientras la Corte Constitucional analiza si esta medida puede ser admitida para someterse a referéndum, expertos explican en qué consiste realmente este procedimiento.
El doctor Pablo García Artiaga, urólogo especializado, fue enfático: “La castración química es un tratamiento médico, no un castigo. Es un bloqueo hormonal que reduce la testosterona, y sus efectos son reversibles al suspender la medicación.” Así lo explicó durante una entrevista televisiva en la que detalló que este tipo de intervención se utiliza desde hace años en pacientes con cáncer de próstata en etapas avanzadas.
García aclaró que el tratamiento consiste en la aplicación periódica de análogos de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH), que bloquean la producción de testosterona. Las inyecciones pueden ser mensuales, trimestrales o semestrales, con un costo que ronda los 500 dólares por dosis. Entre sus efectos colaterales están la osteoporosis, pérdida de masa muscular, alteraciones del ánimo, depresión y sofocos.
Aunque reduce el deseo sexual, García fue claro en que “la castración química no soluciona por sí sola las causas profundas de la violencia sexual, que muchas veces tienen raíces psicológicas, de poder o violencia, y por eso debe ir acompañada de atención psicológica y seguimiento médico.”
El especialista recordó que este procedimiento ya se aplica como medida legal en países como Polonia, Corea del Sur, Moldavia, Estonia, Indonesia, Bielorrusia y algunos estados de Estados Unidos. Sin embargo, advirtió que organismos como la ONU y la CIDH han cuestionado su efectividad y su compatibilidad con los derechos humanos.
“En medicina, nada debería imponerse. Toda persona que reciba este tipo de tratamiento debe dar su consentimiento informado. Obligar a recibirlo nos lleva a terrenos muy delicados sobre el respeto al cuerpo humano”, subrayó García, quien enfatizó que si bien el tratamiento es efectivo para bajar los niveles hormonales, no garantiza que un agresor no reincida, pues no todos los delitos sexuales se explican solo por deseo.
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