Noboa en modo avión

Jul 13, 2025

Por Heidi Galindo

En solo 19 meses, Daniel Noboa ha acumulado más de 20 viajes internacionales, un récord absoluto en la historia reciente de Ecuador. Aunque no hay datos públicos claros sobre el gasto total, estimaciones regionales sugieren que cada desplazamiento podría superar los 200.000 dólares. Es decir, al menos cuatro millones de dólares en desplazamientos oficiales que, naturalmente, paga el pueblo ecuatoriano. En un país con recursos limitados, esos fondos deberían atender urgencias nacionales, no sostener una diplomacia itinerante más preocupada por la imagen que por las soluciones.

Mientras Noboa se desplaza por el mundo, Ecuador se desangra en crisis estructurales: hospitales sin medicinas, producción petrolera en caída libre, desempleo galopante e inseguridad creciente. La salud pública enfrenta un déficit crítico: pacientes con cáncer y enfermedades crónicas denuncian la ausencia de medicamentos esenciales. A la par, Petroamazonas ve sus pozos y oleoductos paralizados, incrementando la dependencia energética y reduciendo los ingresos estatales. La baja producción petrolera y la inestabilidad gerencial en Petroecuador agravan la crisis económica y limitan la capacidad del gobierno para financiar servicios básicos.

Los sectores políticos que aplauden estos viajes conocen bien que la campaña presidencial se realizó sin licencia y que persisten múltiples irregularidades que, en cualquier otro contexto, habrían provocado escándalo. Pero optan por la tolerancia selectiva y naturalizan la excepción como norma. Lo que antes habría suscitado condenas públicas, aquí se disuelve en un silencio calculado. Esa complacencia revela un doble rasero que debilita la reflexión crítica y profundiza la distancia entre la realidad del país y quienes, sin cuestionar, respaldan una gestión incongruente.

La situación es insostenible: mientras millones de ecuatorianos sobreviven entre el desempleo y la informalidad, sin acceso a medicinas esenciales, el sistema eléctrico nacional se tambalea. El propio CENACE ha advertido que el estiaje proyectado para 2025-2026 podría derivar en un colapso si no se refuerza la generación y se diversifica la matriz. ¿Y qué han dejado tantos viajes? Ningún tratado relevante, ningún acuerdo económico visible, salvo una foto con Donald Trump y una adhesión ideológica explícita a Israel. Ecuador no reclama autonomía ni reconstruye su Estado; más bien, parece resignarse a una política en modo avión: constante movimiento sin aterrizaje.



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