‘El caso Serrano expone que la Asamblea se ha vuelto una agencia de empleos para parientes’

Jul 8, 2025

Lo que empezó como un aparente escándalo por un dibujo durante una sesión legislativa, terminó exponiendo un entramado de nepotismo que atraviesa la Asamblea Nacional del Ecuador. El protagonista: Dominique Serrano, el asambleísta más joven del país, de apenas 19 años, captado en cámara haciendo garabatos mientras se desarrollaba una comparecencia sobre el polémico contrato con la empresa Progen.

Pero el foco pronto dejó de estar en los trazos del joven legislador para trasladarse a una red de familiares trabajando en el Parlamento, tanto de Serrano como de otros asambleístas, lo que desató una ola de indignación ciudadana. Su hermano, su madre y hasta la hija de otro asambleísta aparecen como beneficiarios de cargos públicos en la misma institución que debería velar por el buen uso de los recursos del Estado.

El analista político Lolo Echeverría, en entrevista con Ecuavisa, señaló que el escándalo de los dibujos no es más que una distracción calculada, usada para desviar la atención de los temas de fondo.

“No es la sociedad la que se escandaliza, es el sistema el que la escandaliza con banalidades para ocultar verdades más graves”, dijo Echeverría, quien advirtió que estamos ante una infocracia, donde el exceso de datos reemplaza la verdad.

Según el analista, la crisis no radica en la juventud del legislador, sino en la debilidad de los partidos políticos, que colocan en sus listas a personas sin trayectoria ni formación, muchas veces como relleno o como cuota para estructuras familiares o clientelares. “La Asamblea se ha vuelto una agencia de empleos para parientes”, lamentó.

El presidente del Legislativo, Niels Olsen, pidió la renuncia de 40 funcionarios con vínculos familiares con asambleístas y anunció reformas éticas internas. Pero para Echeverría, no se trata de una solución real. “Nada se subsana con unas cuantas renuncias. Solo se da la apariencia de cambio. Es maquillaje político”, afirmó.

El caso, lejos de cerrarse, deja al descubierto la continuidad de prácticas tradicionales bajo nuevos rostros políticos. La falta de partidos reales, el uso del poder para el beneficio personal y la opacidad institucional siguen siendo el patrón dominante en la política ecuatoriana.

“No hay verdad, solo acumulación de datos para confundir. La política se ha convertido en un juego de apariencias donde la transparencia solo aplica al ciudadano, mientras el poder sigue siendo opaco”, concluyó Echeverría.



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