El expresidente estadounidense Donald Trump ha sido propuesto formalmente como candidato al Premio Nobel de la Paz 2025, con dos postulaciones oficiales: una presentada por el Gobierno de Pakistán el 21 de junio, y otra por el congresista republicano Buddy Carter el 24 de junio, a través de una carta enviada al comité en Oslo.
Ambas candidaturas cumplen con los estatutos del galardón, que permiten a gobiernos soberanos y miembros de asambleas nacionales proponer nombres para este reconocimiento internacional.
El expresidente ha manifestado en varias ocasiones su deseo —y, según él, derecho— a recibir el Nobel de la Paz, asegurando que lo merece incluso más que Barack Obama, quien fue galardonado en 2009.
“Si yo me llamase Obama, me entregarían el Premio Nobel en diez segundos”, dijo Trump durante un discurso en Detroit.
Trump argumenta que su intervención ha sido decisiva en al menos cinco conflictos internacionales:
- Israel e Irán
- India y Pakistán
- República Democrática del Congo y Ruanda
- Egipto y Etiopía
- Israel y Palestina (Gaza)
A pesar de que en la mayoría de estos casos se trata más de treguas frágiles que de procesos de paz estructurados, Trump sostiene que su liderazgo y capacidad de negociación fueron clave para evitar escaladas mayores.
En el caso de Israel e Irán, su presión pública sobre el gobierno israelí fue vista como un elemento “decisivo” para alcanzar un cese al fuego, según Michael Hanna, analista del Crisis Group, quien si bien duda de su elegibilidad, reconoce su influencia.
Diplomacia o intereses
Expertos como Hanna matizan los logros de Trump. En muchos casos, los países implicados ya buscaban acuerdos de forma independiente, y la presencia de Trump habría servido más como escenario que como facilitador real de paz. Además, se cuestiona si su motivación es realmente pacifista o si responde a una estrategia de diplomacia transaccional, vinculada a intereses geopolíticos y económicos.
Un ejemplo es la firma de la tregua entre la RDC y Ruanda, celebrada en la Casa Blanca, que coincidió con los intereses estadounidenses en los minerales raros del Congo.
En el caso de Gaza, Trump sorprendió con una propuesta polémica: el “autoexilio” de los palestinos hacia países árabes a cambio de levantar una lujosa “Riviera palestina”, lo que fue duramente criticado por su visión mercantilista y poco sensible a la realidad del conflicto.
Aunque Trump ha polarizado la política global, no sería el primer candidato polémico al Nobel de la Paz. Su estilo disruptivo y su desprecio por las convenciones diplomáticas tradicionales hacen que su candidatura sea vista por muchos como improbable, pero no imposible.
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