El hombre que vivió oculto en un ático y aterrorizó a Denver

Jun 30, 2025

En 1941, un macabro crimen estremeció a la ciudad de Denver, Estados Unidos. Theodore Edward Coneys, un hombre de salud precaria y sin hogar, asesinó a Philip Peters, un jubilado al que conocía, e hizo algo aún más insólito: permaneció escondido en el ático de la víctima durante nueve meses, sin que nadie lo descubriera.

Coneys ingresó a la vivienda con la intención de robar comida. Fue sorprendido por Peters, a quien atacó brutalmente con un utensilio de cocina hasta matarlo. Luego, en lugar de huir, se ocultó en un minúsculo espacio del altillo, de apenas un metro de altura.

Durante meses, la casa estuvo bajo vigilancia. Se reportaban ruidos extraños, comida que desaparecía y olores fétidos. Sin embargo, la policía no hallaba pruebas claras. Algunos vecinos incluso llegaron a creer que la vivienda estaba embrujada.

El 30 de julio de 1942, los agentes descubrieron a Coneys cuando una patrulla escuchó ruidos en el entretecho. Al ingresar, vieron unas piernas asomarse por la trampilla. Fue capturado en el acto. En su confesión, aseguró que no había planeado matar, sino que reaccionó por impulso y decidió esconderse para sobrevivir al invierno.

El espacio donde vivió era sucio, oscuro y estrecho. Un agente policial llegó a afirmar que “sólo una araña podría haber soportado vivir allí”, lo que le valió a Coneys el apodo de “el Hombre Araña de Denver”.

En octubre de 1942 fue condenado a cadena perpetua. Murió en prisión en 1967. Su historia ha sido ampliamente documentada por la prensa, inspiró reportajes, libros y un episodio de Los Simpson, en el que un personaje se oculta en un ático, evocando la siniestra realidad vivida por Coneys.

Este caso, mezcla de crimen, aislamiento y horror psicológico, permanece en la memoria colectiva como una de las historias criminales más perturbadoras del siglo XX.



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