El director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, advirtió que Irán conserva la capacidad para reiniciar el enriquecimiento de uranio con fines militares en apenas unos meses, pese a los recientes ataques militares encabezados por Estados Unidos e Israel contra instalaciones nucleares clave del país persa.

Grossi contradijo directamente las declaraciones del expresidente Donald Trump, quien había asegurado que las instalaciones nucleares iraníes quedaron “completamente destruidas”. Según el jefe del organismo de vigilancia nuclear de la ONU, los daños fueron graves pero no totales, y Teherán mantiene su infraestructura industrial y tecnológica intacta como para volver a operar.

“Francamente hablando, no se puede afirmar que todo ha desaparecido y que no queda nada”, declaró Grossi a CBS News.

Las instalaciones de Fordo, Natanz e Isfahán, atacadas entre el 13 y el 15 de junio por Israel y luego por EE.UU., fueron señaladas como objetivos clave por albergar capacidades de enriquecimiento de uranio. Sin embargo, informes de inteligencia del Pentágono coinciden con el OIEA: los bombardeos solo habrían retrasado el programa nuclear iraní por unos meses.

La situación se ha agravado aún más con la decisión del Parlamento iraní de suspender la cooperación con el OIEA, al acusar al organismo de alinearse con los intereses de Israel y EE.UU. La relación entre Irán y el organismo ya era tensa antes de los ataques, luego de que el OIEA declarara a Teherán en incumplimiento de sus compromisos de no proliferación, por primera vez en dos décadas.

A pesar de ello, Grossi reiteró su intención de buscar una solución diplomática. “Tengo que sentarme con Irán y estudiarlo, porque al fin y al cabo, todo este asunto… tendrá que tener una solución duradera, que no puede ser sino diplomática”, señaló.

Un acuerdo debilitado y uranio al 60 %

Irán insiste en que su programa tiene fines pacíficos, pero desde que Trump retiró a EE.UU. del acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA) y restableció sanciones, el país ha incumplido sistemáticamente los límites impuestos, especialmente en lo que respecta al enriquecimiento de uranio.

El OIEA calcula que Irán había acumulado, antes de los ataques, suficiente uranio enriquecido al 60 % como para fabricar hasta nueve armas nucleares si decidiera dar el paso final hacia la pureza militar (alrededor del 90 %).

Mientras tanto, aunque Irán e Israel han acordado un alto el fuego, Trump ha declarado que volvería a bombardear si hay indicios de que Teherán retoma su programa con fines bélicos.

La situación actual deja al mundo frente a un riesgo de escalada y a la espera de un retorno a la diplomacia, en medio de un juego de declaraciones contradictorias, capacidad latente y desconfianza creciente.