En un contexto donde los trastornos del sueño afectan a millones de personas en todo el mundo, diversas técnicas de respiración y relajación están ganando respaldo científico como métodos eficaces para mejorar la calidad del descanso nocturno.
Una de las más reconocidas es la respiración 4‑7‑8, promovida por el médico Andrew Weil, que consiste en inhalar durante cuatro segundos, mantener el aire por siete y exhalar lentamente durante ocho. Esta secuencia ayuda a reducir la actividad del sistema nervioso simpático y a inducir un estado de relajación profunda.
Otra técnica ampliamente utilizada es la relajación muscular progresiva. Mediante la contracción y liberación consciente de diferentes grupos musculares, el cuerpo envía señales de calma al cerebro, disminuyendo los niveles de estrés acumulado durante el día.
También se recomienda la respiración de labios fruncidos, que consiste en inhalar por la nariz y exhalar de forma controlada por la boca, y la denominada “respiración en caja” o box breathing, donde cada fase del ciclo respiratorio se realiza en tiempos iguales. Ambas estrategias son utilizadas incluso en entornos de alto estrés, como el entrenamiento militar o terapias clínicas para la ansiedad.
Los especialistas coinciden en que la clave está en incorporar estas prácticas a una rutina nocturna constante. Apagar dispositivos electrónicos con antelación, reducir la exposición a luces brillantes y dedicar unos minutos antes de dormir a estas técnicas puede marcar una diferencia significativa.
Aunque no reemplazan la atención médica en casos crónicos, estas herramientas se han posicionado como alternativas accesibles y sin efectos secundarios para quienes buscan conciliar el sueño de forma natural. Su efectividad, según diversos estudios, radica en la activación del sistema nervioso parasimpático, responsable de restaurar el equilibrio físico y mental durante el descanso.
Con el avance de la medicina integrativa, estas prácticas ya no son vistas como simples ejercicios de relajación, sino como parte de una estrategia comprobada para promover la salud del sueño.
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