El Gobierno de Estados Unidos lanzó una advertencia firme a la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre su continuidad en el organismo regional, condicionándola a un compromiso político efectivo para restaurar la democracia en Venezuela.
Durante la Asamblea General de la OEA, celebrada en Antigua, Guatemala, el vicesecretario de Estado, Christopher Landau, señaló que Washington está evaluando su permanencia en diversas organizaciones internacionales, incluida la OEA, en función de su capacidad para responder a los desafíos regionales.
Landau destacó que la falta de avances concretos para hacer frente a la crisis política en Venezuela, que califica como una dictadura, pone en duda la utilidad de la OEA para Estados Unidos. Advirtió que, sin un compromiso claro y acciones contundentes para impulsar la democracia en Caracas, la salida de Washington podría materializarse.
Esta postura refleja la creciente frustración de Estados Unidos ante la división interna en la OEA, donde países como Brasil han mostrado una actitud más conciliadora hacia el régimen de Nicolás Maduro, dificultando consensos y medidas firmes contra el gobierno venezolano.
La amenaza de retiro evidencia una presión renovada sobre la OEA para que asuma un rol más activo y decisivo en la crisis venezolana, considerada por Estados Unidos como una amenaza para la estabilidad democrática en la región.
El anuncio se suma a la estrategia de la administración Trump para fortalecer su política exterior en América Latina, poniendo especial énfasis en la defensa de los valores democráticos y en la exigencia de resultados tangibles por parte de los organismos multilaterales.
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